El maliense, por el que el Real Madrid pagó 26 millones de euros el pasado verano al Olympique de Lyón, es consciente de que está atravesando sin pena ni gloria por las filas blancas y aceptaría dejar el equipo el próximo mes de junio, pese a que su contrato contempla cuatro campañas más. «Mi esperanza es terminar haciéndolo bien aquí, pero si ésta es la solución la tendré que asumir», afirma Diarra, consciente de que si su nivel de aportación no se eleva podría ser puesto a la venta.

En este sentido, la dirección deportiva del club blanco es consciente de que algo no esperado tendría que producirse para que la imagen actual del Diarra variara de tal forma que el próximo verano, en el hipotético intento de venta, se pudieran recuperar no ya los 26 millones, sino algo más de 13 o 14. Pedja Mijatovic cruza los dedos y se asoma al tramo decisivo de la temporada; confía en que el rendimiento del africano mejore.

La compra de Diarra fue una exigencia de Fabio Capello, al que defiende el centrocampista: «Los jugadores somos los culpables del mal juego, porque el técnico lo ha intentado todo». Se refiere Diarra a las variantes que ha utilizado el italiano en los seis meses de competición, y en los que no parece haber acertado con la mezcla. «Yo me siento compatible con cualquiera de todos los centrocampistas del equipo. Asumo que no lo estoy haciendo bien, pero también sé que puedo hacerlo mucho mejor».

El del Mali, francófono y criado en Francia, apunta a un problema de comunicación intercultural para lograr una buena cohesión. Eso de que el fútbol es un idioma universal no parece ser una máxima de su manual. Ha jugado en el centro del campo con Emerson (Brasil), Guti (España), Gago (Argentina), Beckham (Inglaterra)... «En este vestuario hay muchas lenguas y culturas, y nos falta un poco de entendimiento sobre el césped. Estoy convencido de que poco a poco jugaremos mejor».

Diarra sufrió hace un mes el castigo de su entrenador después de que fuera sorprendido por las cámaras quejándose junto a Antonio Cassano por su suplencia. «Es verdad que pasó algo, porque un jugador pone mala cara cuando no juega, pero se pusieron en mi boca cosas que yo no dije».

Diarra no se quiere ir, pero está sobre el alambre, aunque su marcha signifique unos cuantos millones más tirados a la basura. No lo hará Sergio Ramos, cuya continuidad no está puesta en tela de juicio, pero que depende en gran medida de que Mijatovic y Calderón accedan de una vez a llamarle para la mejora de su contrato, tal y como se le prometió antes de comenzar la temporada. El defensa quiere que esta situación esté resuelta antes del enfrentamiento con el Bayern Múnich (20 de febrero y 7 de marzo).

Es posible que para cuando haya finalizado la doble cita con el conjunto alemán, Roberto Carlos permanezca sin firmar su renovación. El brasileño está convencido de que el próximo año ya no estará en el Real Madrid, club con el que cumple su décima campaña consecutiva.

Villar Mir.

El ex candidato a la presidencia del Real Madrid ofrecerá hoy una rueda de prensa en la que podría anunciar su renuncia a recurrir la sentencia del Juzgado 47, que anuló el voto por correo. Juan Miguel Villar Mir sopesó tal posibilidad anoche en una reunión con los que fueron miembros de su candidatura.