Osasuna resiste en Burdeos / EL MUNDO

Lo mejor que se llevaron de Burdeos los casi 5.000 aficionados de Osasuna presentes en el Chaban Delmas fue que su equipo se marchó de territorio galo sin encajar un solo gol, lo que otorga cierta ventaja a los rojillos para decidir la eliminatoria en el Reyno de Navarra. Y es que poca historia tuvo el encuentro de ayer. Un síntoma claro del escaso fútbol ofrecido por ambas escuadras fue que los seguidores franceses acabaron silbando a los suyos.

La batalla estuvo en el mediocampo, pero si alguien fue mejor entre el sopor fue el Girondins, que se impuso a los puntos al equipo de Ziganda con Soldado en el banquillo, sustituido por un desafortunado Milosevic. Los voluntariosos Faubert y Alejandro Alonso se encargaron de poner en algún aprieto a Ricardo, que evitó el desastre cuando se encontró un balón en las manos en el tiempo añadido tras un rechace de la defensa que enchufó Cid desde dentro del área.

En el bando osasunista, Webó y Juanfran llevaron el peligro a la meta rival, pero la mayoría de las ocasiones finalizaban lejos del marco. A medida que pasaron los minutos, ambos equipos bajaron el listón, con un juego pastoso y muy impreciso. Soldado saltó al campo a 15 minutos del final y su sola presencia pareció amedrentar a los franceses, a pesar de que sus dos remates fueron fáciles para Ramé. Entre pitos y bostezos, los dos equipos se fueron dejando ir, a sabiendas de que será el Reyno de Navarra quien dicte sentencia, con el síndrome Hamburgo flotando en el ambiente.

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