Jueves, 15 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6269.
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DaimlerChrysler elimina 13.000 empleos para hacer rentable su filial americana
El grupo alemán aumenta un 14% sus beneficios, hasta 3.227 millones, gracias a Mercedes-Benz
CÉSAR URRUTIA

MADRID.- Los gigantes de Detroit son cada vez más pequeños. Si General Motors y Ford ya tienen en marcha planes para reducir su número de trabajadores y producción, las dificultades Chrysler para resistir en su propio territorio exigen ahora la eliminación de 13.000 empleos. El grupo alemán DaimlerChrysler, dueño de las marcas europeas Mercedes Benz o Smart, eligió el día de San Valentín para anunciar esta medida tras indicar que sus beneficios crecieron un 14% el año pasado, hasta 3.227 millones de euros.

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Los problemas de Chrysler son en cierto modo similares a los de GM y Ford, que en 2005 y 2006 comenzaron a eliminar 35.000 y 75.000 empleos respectivamente. En el caso de Chrysler, las pensiones y los altos costes sociales de una plantilla superior a 80.000 personas han llevado a perder cerca de 500 euros por vehículo vendido en 2006.

Para agravar la situación, ya en septiembre, la creciente competencia de rivales japoneses y una serie de lanzamientos desacertados conducían al fabricante estadounidense hacia el callejón de la crisis. Más de 90.000 vehículos se acumulaban en los almacenes y concesionarios de Chrysler a la espera de un comprador. Aunque el fabricante propietario de las marcas Chrysler, Dodge y Jeep trató de apagar inmediatamente el fuego con recortes de producción, ha concluido 2006 con pérdidas de 1.118 millones de euros.

Lo que el grupo con sede en Stuttgart se plantea ahora es otra vuelta de tuerca a la relación que comenzó en 1998 tras su fusión con el fabricante norteamericano. Sólo tres años más tarde, en 2001, el actual presidente del grupo alemán, Dieter Zetsche, se vio obligado a acometer la primera reestructuración.

Desde entonces hasta 2007, Chrysler ha reducido su plantilla en un tercio y traspasado o echado la persiana en 16 fábricas de automóviles y componentes para mantener la rentabilidad. Ahora, a la rescisión de 13.000 contratos en los próximos dos años, se suma el cierre de dos plantas, la reducción de la red comercial y un recorte de producción de 400.000 vehículos sobre los 2,65 millones que construyó en 2006.

Pero los hitos del plan de reestructuración que pretende devolver a la rentabilidad a Chrysler en el plazo de dos años representan sólo una parte de la estrategia del grupo alemán. La compañía con sede en Stuttgart no ve sostenible al fabricante norteamericano con su actual gama de productos y su estructura industrial.

«La prioridad es consolidar la posición de Chrysler en Norteamérica. Pero a largo plazo, la clave será nuestra capacidad para transformarnos en una compañía diferente que pueda mantener la rentabilidad en el tiempo», explicó el presidente de Chrysler, Tom LaSorda.

Además de la reducción de capacidad, el plato fuerte de la transformación prevista por DaimlerChrysler para su filial estadounidense es una inversión de 2.300 millones de euros en motores y cajas de cambios que contribuyan a ofrecer una nueva gama más eficiente y a llevar a cabo el lanzamiento de 33 modelos -20 de ellos nuevos- en los próximos dos años.

En un signo de la que parece la dirección que toma la industria del automóvil para adaptarse lo más rápidamente posible a la avalancha de exigencias normativas que tratan de combatir el cambio climático, el papel de los enormes pick ups y todoterrenos que tradicionalmente han sido el orgullo de cualquier fabricante norteamericano será también menor.

En la nueva gama de Chrysler perderán peso los grandes motores de gasolina y ganarán importancia las mecánicas diésel -comercializadas con la etiqueta Bluetec en Estados Unidos- y las híbridas, con el lanzamiento del todoterreno Dodge Durango como primera muestra. «Las reglas del mercado global han cambiado y los consumidores comienzan a preferir coches más pequeños y eficientes, de modo que no deberíamos apoyarnos demasiado en lo que tradicionalmente han sido nuestros puntos fuertes por si nos quedamos en desventaja», adelantó LaSorda.

La segunda gran reestructuración de Chrysler en seis años ha alimentado la especulación sobre el punto hasta el que su matriz alemana está dispuesta a sacrificarse por contar con un fabricante en Estados Unidos, el mayor mercado mundial del automóvil.

Si el pasado mes de octubre el presidente de DaimlerChrysler, Dieter Zetsche, descartó la venta de la filial americana, ayer fue menos tajante al valorar posibles alianzas industriales. «En estas circunstancias no excluimos ninguna posibilidad para encontrar la mejor solución tanto para Chrysler como DaimlerChrysler. Todas las opciones están sobre la mesa», indicó. Las acciones del grupo alemán subieron entonces hasta su máximo desde 2003.

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