C. REMIREZ DE GANUZA
MADRID.-
El Gobierno de Aznar visitó Guantánamo en 2002, pero, según la versión ofrecida ayer por el PP, siempre a instancias diplomáticas, con el objeto de repatriar a uno de los presos españoles -el conocido como talibán español, Hamed Abderraman, que fue finalmente juzgado y absuelto en España en julio pasado- y con conocimiento -que no autorización expresa- del juez Garzón, al que se entregó un informe.
Ésta fue la respuesta de los populares a la información de El País que daba cuenta del interrogatorio llevado a cabo por policías españoles a varios detenidos en esta prisión cubana donde la Administración Bush mantiene recluidos -al margen del control legal internacional - a cientos de presuntos terroristas islámicos.
Tras una jornada de evasivas por parte de la dirección del PP, el responsable de Asuntos Exteriores del Grupo en el Congreso, Gustavo de Arístegui, reconoció que bajo mandato del Gobierno de Aznar se produjeron tres interrogatorios a presos en Guantánamo, pero puntualizó que todos ellos se efectuaron bajo el referido control judicial.
Con la aparición del diputado popular la cúpula del partido quiso dejar claro que no fue el Ministerio del Interior sino el de Exteriores - al mando de Ana Palacio- el responsable de aquella gestión, pese a que el citado diario insistía en obtener explicaciones directas de Angel Acebes -el titular de Interior en esa fecha- o del propio Mariano Rajoy, su antecesor en el cargo. Acebes no hizo comentario alguno, y el presidente del partido repitió ayer que «no sabía una palabra» de este episodio y que, no obstante, es el actual Gobierno de Zapatero -y en concreto, los ministros de Exteriores, Interior y Defensa, respectivamente- el que debe enseñar los documentos.
De Arístegui explicó que los dirigentes del PP tardaron en relacionar este pretendido escándalo político con las gestiones llevadas a cabo en su día por el Gobierno popular para liberar al talibán español, lo que les fue posible gracias a fuentes diplomáticas. Añadió que eran las autoridades norteamericanas las que no permitían que esos viajes tuvieran consideración de visita consular, pese a lo cual se realizaron para cumplir la «misión de protección diplomática».
De Arístegui reivindicó como un mérito de su Gobierno una repatriación que, según afirmó, también intentaron, sin éxito, otros países como Francia, Suecia y Reino Unido para sus respectivos nacionales.
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