RAMY WURGAFT. Corresponsal en Latinoamérica
«Las pasarelas se han transformado en una autovía hacia la muerte. ¿Hasta cuándo toleraremos estos desfiles de esqueletos humanos?», exclamaba Julio Sopetti, el médico que firmó el parte de defunción de Eliana Ramos. La modelo uruguaya, de 18 años, fue víctima de un paro cardíaco, provocado, según se presume, por un cuadro severo de déficit alimentario. La chica fue hallada sin vida por su abuela, en su domicilio del barrio La Unión de Montevideo. La hermana mayor de la joven, Luisel, había fallecido en agosto de 2006 en circunstancias similares.
Aunque el primer parte médico no precisa el motivo de la muerte de Eliana, su amiga Jorgelina, indicó que «comía poco y ejercitaba horas enteras para mantener la silueta». La maniquí, de «belleza etérea», según la describiera el semanario femenino Mujeres, trabajaba desde hace dos años para la agencia de Pancho Dotto, un famoso empresario uruguayo.
Enterado de la tragedia, Dotto afirmó: «Es absurdo hablar de alimentación deficitaria, anorexia, bulimia o cualquiera de esos males. Eliana era una mujer muy saludable, se alimentaba como corresponde y practicaba deportes con moderación. Si hubiera adelgazado, yo habría sido el primero en llamarle la atención».
Desde Los Angeles (Estados Unidos), donde viajó para la presentación de la revista Sport Illustrated, el empresario comunicó que Eliana y otras maniquíes pasaron el verano con él en La Fontana, su quinta de recreo en el balneario de Punta del Este. «No puedo creer que una joven tan llena de vida haya desaparecido así, repentinamente. Eliana es la primera hija que se me muere».
Consultado sobre si las modelos de su agencia se someten a controles médicos, Dotto alegó que «en ninguna parte del mundo se hacen esas prácticas, a menos que la modelo lo solicite».
Hace seis meses, la chica que planeaba estudiar Arquitectura, participó junto a su hermana Luisel, que entonces tenía 22 años, en la clausura de la Semana de la Moda.
«Ambas estaban radiantes de felicidad, se abrazaban y reían: era la primera vez que compartían la pasarela. Quién hubiera pensado que sería también la última», relata Jairo Berrondo, el novio de la malograda Luisel.
«Mi chica hizo una primera pasada y se retiró al vestuario para ponerse una falda de la diseñadora Natacha Ruth. Entonces se desplomó. Pensamos que era un desmayo, mientras esperábamos a la ambulancia. Eliana y yo hicimos turnos para reanimarla. Todo fue inútil. Esa niña bonita murió en mis brazos», cuenta Jairo.
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