Dos amigos dejan pasar el tiempo en Menorca. Pasean ociosos por el puerto de Ciutadella. A lo lejos, recortándose contra el azul del mar, divisan un velero. El barco se va acercando, atraca en el puerto y de él baja un hombre. Es alemán, va trajeado y lleva una maleta. De repente, la abre, saca una marioneta y hace un espectáculo en plena calle dejando encandilados a los dos amigos.
Ellos son Josep (Tete) y Lu (el jefe, aunque no le gusta que le llamen así, pero sus compañeros, que lo saben, siguen haciéndolo).Estaban en un momento de parón en su vida, sin saber muy bien qué hacer. No tenían trabajo pero sí muchas ganas de correr mundo.Y esa marioneta llegada del mar, manipulada por ese alemán trajeado, les inspiró. Se lanzaron a la calle, en su vertiente más teatral.Compraron una furgoneta y empezaron a recorrer mundo. Pero no lo hicieron solos, llevaban sus muñecos a cuestas.
Su primer espectáculo toma el nombre de sus protagonistas, Bep y Carlín, dos viejecitos que tocaban sonatas de Beethoven para piano y violín. Era una obra «muy de pequeño formato», pero por algún motivo atraía a la gente, que se detenía a verlo, recuerda Josep. Entonces aún usaban las clásicas marionetas con hilos.Pero no tardarían en transgredir los límites del teatro de títeres, porque Lu y Josep siguen sus propias leyes, las de la calle, donde casi todo está permitido.
Con el tiempo, ambos adoptarían una técnica muy particular y crearían una compañía en la que convivir con sus creaciones: Trukitrek. Además de guiarse por criterios de sonoridad, el nombre esconde cierto freakismo: la primera parte, Truki, remite a los trucos y juegos de magia (las marionetas embrujan y Lu, a parte de muchas otras cosas, es mago) mientras que la segunda, Trek, habla por sí misma (basta decir que su perro se llama Spock).Para Josep y Lu, esta compañía era su particular nave Enterprise, con la que viajar al espacio exterior. Una compañía que crecería con la incorporación de Magda (alias Cooky) y Kiko.
Son cuatro y la calle es suya: llegan, montan su teatro, hacen su función, desmontan y se van. Pero a veces surgen problemas, dependiendo de la legislación de cada ciudad. Sobre todo en Barcelona, con la Ordenanza sobre Civismo. Al principio trabajaban mucho en la Rambla, pero acabaron marchándose. Porque Trukitrek es, ante todo, una compañía itinerante (literalmente). Han estado en Italia, Croacia, Alemania, Portugal (donde además se quedaron un año para vivir y empaparse de la cultura lusitana), Bélgica, Venezuela... Y la lista sigue.
Les encanta descubrir las diferencias entre las calles de otros países. Los estresados urbanitas se sorprenden cuando se topan con un espectáculo de títeres en medio de la ciudad. «Las reacciones son más inmediatas y espontáneas», afirma Lu. En el teatro todo es más rígido, aunque les gusta actuar sobre un escenario prefieren el asfalto.
«La calle es nuestra escuela», reivindican. En ella han aprendido mucho de lo que saben. Porque ningún miembro de Trukitrek pertenece al ámbito del teatro. Josep estudió filosofía (sólo después de empezar Matemáticas), Lu cursó Arquitectura en Brasil (es de Sao Paulo) y cine en Barcelona, Magda viene de la docencia y Kiko era performer (trabajó en discotecas y encuentra «rarezas y temazos de los años 50» para las obras, resulta Josep).
Ellos mismos crean sus muñecos. «Tienen un punto casero y artesanal», indica Lu. A veces compran muñecos de plástico en tiendas -un modelo grande de Action Man puede servir- y les amputan la cabeza y los miembros (no es un juego cruel como el de los niños pequeños, responde a razones profesionales). Otras veces fabrican los muñecos con papel maché, gomaespuma, látex u otros materiales que se les ocurran.
Poco a poco fueron introduciendo partes de sus propios cuerpos en los espectáculos, primero las manos, luego las piernas. Sólo les faltaba «dar la cara», señala Lu. Y no dudaron en hacerlo dando lugar a unas extrañas -y desproporcionadas- marionetas vivas. «Son como caricaturas», señala Josep. Este ha sido su sello.
Les gusta decir, es algo así como su «lema» (aunque se ríen de la propia idea de tener un lema), que hacen espectáculos para niños de 1 a 100 años. «Las marionetas encandilan, embrujan y despiertan la inocencia que llevamos dentro», afirma Lu. Una inocencia que habría que recuperar, y ellos lo hacen a través del humor y la comedia.
Su obra más surrealista es Unforgettable - TBO Vivo (que se podrá ver en el Festival de Titelles de Lleida). En él, los dibujos animados (cortesía de la ilustradora italiana Raffaella Brusaglino) se transforman en marionetas y éstas cobran vida en forma humana.Es el primer espectáculo en el que además de dar la cara, se convierten en actores a tamaño real.
Aunque viajan mucho, la sede de la compañía está en Dosrius, cerca de Mataró. Allí suelen pasar los inviernos, «que son más de estar por casa», preparando el espectáculo que girarán en verano, explica Josep. Ahora están inmersos en Hotel Crab, un espectáculo que promete ser delirante. En un hotel coinciden cuatro personajes (el dueño, el botones, la asistenta y una huésped) que verán alteradas sus vidas hasta extremos insospechados por una serie de extrañas circunstancias. La estrenarán en Italia a finales de mayo.
El próximo año, Trukitrek cumplirá una década. «Jamás» se hubieran imaginado que llegarían a los diez años, confiesa Lu. Al fin y al cabo, él y Josep eran sólo dos amigos que paseaban por el puerto de Menorca. Pero nunca se sabe qué puede traer el mar.