Dicen que el obispo de Lérida, Ciureneta, es hombre afable y sencillo.Ahora presenta su renuncia por enfermedad. Los responsables diocesanos alaban su actuación como acérrimo defensor de la unidad del Museo Diocesano de Lleida y valoran incluso su renuncia como «signo de filial obediencia a las normas de la Iglesia». No entendemos qué clase de obediencia puede ser ésa, cuando una y otra vez Ciureneta se ha negado a devolver a la diócesis de Barbastro las113 obras de arte que pertenecen a las parroquias aragonesas.Eso es lo que ha determinado varias veces el Vaticano, sin que el «obediente» Ciureneta haya hecho el menor caso.
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Indigna y también asusta la cerril brutalidad de los individuos que el otro día mutilaron por las buenas la hermosa y multicolor salamandra gaudiniana del Parc Güell. ¿Qué pretendían demostrar esos cernícalos lagartijeros? ¿Que no se sienten a gusto consigo mismos? ¿Que no les gusta el mundo en el que viven? ¿Qué tipo de brutal energía intentaron canalizar? El dragon de Gaudí estará reparado en tres semanas. Sus agresores, por desgracia, seguirán como hasta ahora. Las posibilidades de que los reparen también a ellos y los conviertan en ciudadanos normales son ínínimas.
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Muchos gordos quieren dejar de serlo. Se atiborran de pastillas y hacen ejercicio, pero siguen pesando demasiado. Los médicos dicen que tienen más probabilidades de enfermar. A lo mejor en este país, donde abundan los obesos, acabamos imitando a Finlandia donde parece que los ciudadanos gordos pagarán más impuestos para compensar el mayor desembolso que suponen para la Sanidad Pública. Los especialistas se preguntan cuál es el máximo de población que puede soportar la Tierra. Algunos dicen que diez mil millones, pero no hay duda de que serán muchos menos si la masa corporal de cada habitante es excesiva. Conozco gordos que ocuJAVIER TOMEO
pan el espacio de tres personas.
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Antonio Banderas dice que dirigirá su próxima película con su propio dinero. Es, sin duda, un signo de valentía y de confianza en sí mismo tras el escasísimo éxito que tiene su anterior filme, El camino de los ingleses, y de las críticas negativas que le han caído «Quieren poner en peligro mis sueños», dice también.Es cierto, todos tendemos a tener sueños. Los sueños alimentan, decía el dramático griego Menandro, que tanto admiraba a Eurípides.Pero al final, completando su pensamiento, aquel griego preclaro añadía: «...Cuando no tenemos otra cosa que comer».
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El pasado martes vi en el bar de mi barrio, de pie ante televisor, 10 o 12 de clientes con la expresión angustiada, conteniendo la respiración, las manos engarfiadas. Al principio me llevé un susto de muerte. El semblante preocupadísimo de aquellos parroquianos me hizo temer que Marruecos se había decidido por fin a recuperar la Isla Perejil y que la Armada navegaba a toda máquina hacia el estratégico islote. Luego vi que quien estaba hablando era un indignado Eto'o.
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