Decía Gabriel Ferrater que «el mundo es un tejido de gente que conoce a otra gente». También es sabido que cada persona es un mundo. Francesc Serés (Saidí, 1972) le ha dado la vuelta a esos mundos para descubrir el mecanismo invisible que los hace rodar. Los esfuerzos de hombres y mujeres para tirar hacia adelante son el motor, La matèria primera, de una sociedad de consumo que vive como si no existieran.
Pese a la necesidad creciente de personal «que limpie lo que los demás ensucian», como apunta Serés en el libro, la identidad de las asistentas suele pasar desapercibida. Ocurre lo mismo con las teleoperadoras o los jornaleros que viajan cada año al extranjero para vendimiar. «A veces se les dedica un documental o salen en un culebrón, pero no aparecen en los medios ni mucho menos en los libros», dice el autor.
Las historias del esfuerzo
Con la intención inicial de recopilar historias sobre el mundo laboral en Cataluña, Serés se entrevistó con camioneros y camareros, operarios de la Seat. Su proyecto -hacer un retrato de las realidades que comparten una misma realidad- ganó el Premi Octavi Pellissa en 2004. Ahora Empúries publica el resultado, que no es exactamente un compendio de crónicas ni de reportajes, sino un conjunto de relatos en los que se condensa esa vida paralela que no tomaría protagonismo más allá de una película de Ken Loach.
Firme en la prosa, Serés evita juicios de valor. No le interesan las situaciones sociales, sino las historias. «Hay muchas expropiaciones mal hechas, pero hablar de ellas es caer en el tópico», explica, «pero cuando la venganza de un hombre consiste en sabotear el tren de alta velocidad, ahí tienes algo que contar».
Destripa restaurantes de lujo describiendo la actividad de sus cocinas, y desmonta la industria catalana relatando la venta de una fábrica. «Quería elevar esa zona gris en la que se sitúan algunos oficios», cuenta. En ocasiones, parece trazar clases sociales; como cuando, Des de l'àtic, la protagonista se desmarca de los obreros de la construcción. Pero «no podemos hablar de clases, exactamente, puesto que las situaciones de los personajes son reversibles», dice él.
Sin embargo, añade que hay algo «ahí arriba» llamado institución, que vive ajena a la sociedad que la sostiene. «Si algo falla en Cataluña, es su presidente», sentencia, «Montilla no sólo no sabe hacer una OPA, sino que ni siquiera se le cae la cara de vergüenza». En este sentido, Serés considera que está viviendo en una sociedad «acefálica». Y concluye: «La gente de la que hablo se esfuerza, mientras que los que están en el poder ni siquiera saben que existe».
Espejo no ficticio de La força de la gravetat -anterior libro de Serés-, La matèria primera refleja esa realidad que pretenden ocultar las demás. Quizás el poeta no se refería a lo mismo, pero sirve la cita de Paul Éluard: «Hay otros mundos, pero están en éste».