MARISA RECUERO
MADRID.-
El ex presidente de Telefónica, Juan Villalonga, aseguró ayer al juez Santiago Pedraz no saber nada acerca de la presunta venta delictiva de Sintel, ex filial de Telefónica, al empresario cubano Jorge Mas Canosa, por parte de Telefónica de España, hace ya 10 años, según informaron fuentes jurídicas.
El que fuese presidente de la operadora, desde 1996 hasta 2000, acudió a la Audiencia Nacional, a petición de la Fiscalía Anticorrupción, para declarar como imputado por su presunta relación en el caso Sintel y la posterior insolvencia y quiebra de la empresa. El fiscal lo imputó por «someter» a Sintel (en la actualidad, Sintratel) a un régimen que suponía convertirla en garantía de su propia venta, lo que desencadenó la crisis. La Fiscalía lo acusa también de tener «conocimiento» de que las actividades que se estaban realizando «infringían» la ley y «no tenían más finalidad que su vaciamiento definitivo patrimonial».
Villalonga se limitó a descargar la responsabilidad de la venta en su antecesor en la presidencia de la compañía, Cándido Velázquez. El empresario quiso dejar claro que él no era presidente de la compañía cuando se vendió Sintel y que durante su mandato «sólo» se ejecutó el acuerdo, según explicaron fuentes jurídicas.
La operación de la venta se produjo el 30 de abril de 1996. Un mes y medio después, Villalonga se erigió en presidente de la compañía. El 30 de diciembre de 1998 se firma un contrato de reconocimiento de deuda, que convierte a Sintel en fiadora solidaria de la deuda que mantenía con MasTec, la empresa cubana. En junio de 2000, Sintel es declarara en suspensión de pagos.
Las respuestas de Villalonga fueron las siguientes: «Fue la ejecución de un acuerdo y la presidencia no interviene en eso para nada». «La que debió intervenir fue la dirección general y la asesoría jurídica».
El empresario no fue sólo a la Audiencia. Otro de los imputados citados a declarar fue el ex secretario general y ex jefe de asesoría jurídica de Telefónica, José María Mas Millet. Éste explicó los «pormenores de los contratos» y aseguró que la operadora intentó ayudar al reflotamiento de Sintel con 75.000 millones de las antiguas pesetas en obras, 3.000 millones en ampliación de capital y 1.500 millones en inmuebles. Las declaraciones apenas duraron una hora y media. Tanto a la entrada como a la salida, Villalonga consiguió evitar las cámaras de los fotógrafos y los abucheos de una veintena de antiguos trabajadores que le esperaban con pancartas de protesta en la calle. «Onga, Onga, Onga, a la cárcel Villalonga», coreaban. Pero el empresario no se cruzó con ellos.
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