Viernes, 16 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6270.
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Los pasajeros de un avión reducen a golpes a su secuestrador tras aterrizar en Las Palmas
El pirata aéreo, armado con dos pistolas, exigió desviar a París el vuelo que salió de Mauritania Tuvo que ser atendido en un hospital por las contusiones que le provocaron al desarmarle
TERESA CRUZ. Corresponsal

LAS PALMAS.- El secuestro tuvo un final feliz y no fue por la intervención de la Policía. Los propios pasajeros tomaron la iniciativa y redujeron a golpes al secuestrador de su vuelo, cuando éste tuvo un despiste tras el aterrizaje del avión en Las Palmas. El pirata aéreo tuvo que ser atendido en un hospital debido a las contusiones que presentaba tras el forcejeo que mantuvo con el pasaje y la tripulación para quitarle las armas.

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El secuestrador subió en Nuakchot, la capital de Mauritania, junto al resto de pasajeros a las 16.30 horas, un total de 71 personas -niños incluidos y una embarazada- y los ocho tripulantes, con dos pistolas de 9 proyectiles cada una de ellas. Nada más despegar, el pirata aéreo, que llevaba pasaporte mauritano y se encontraba en la fila 5 del avión, sacó las armas y amedrentó a los presentes con hacer uso de las mismas si no conseguía su objetivo: viajar a París. Al parecer, su intención era pedir asilo político en el país galo.

La aeronave tenía previsto hacer escala en Nuadibú, pero el secuestro obligó a continuar el trayecto. El comandante hizo el intento de aterrizar en el aeropuerto de Dajla, en el Sáhara Occidental, pero las autoridades marroquíes le denegaron el permiso.

Así que el piloto puso rumbo directo a Las Palmas de Gran Canaria, su destino final, adonde llegaron a las 19.30 horas. La excusa dada al secuestrador fue la falta de combustible para viajar hasta Francia. Las autoridades españolas conocían desde el inicio del incidente que el vuelo MR465 de Air Mauritania, realizado por un Boeing 737, se encontraba en situación de máxima alerta. En la base militar de Gando, en Gran Canaria, un dispositivo con agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional acordonaba la zona, y los vuelos en el aeropuerto de la isla -situado junto a la pista militar- eran cancelados por espacio de una hora y cuarto. Siete vuelos fueron desviados a otras islas y otros doce sufrieron retrasos.

Una vez en las instalaciones aeroportuarias, agentes de la Guardia Civil procedieron a arrestar al secuestrador, que fue trasladado a dependencias policiales del aeropuerto para prestar declaración. La totalidad del pasaje pudo ser liberada sana y salva y abandonó el avión sin complicaciones. Además, el Centro Coordinador de Emergencias 112 envió al aeropuerto siete ambulancias.

La Consejería de Sanidad del Gobierno canario informó a Efe de que, entre la veintena de pasajeros que fueron atendidos por los servicios de emergencia, hay seis que presentan policontusiones que se causaron tras lanzarse «despavoridos» por las rampas de la aeronave. Los heridos presentan fracturas leves, mientras que otros padecen torceduras de tobillo, magulladuras, policontusiones y erosiones, además de una mujer que llegó en estado de shock.

De ellos, cuatro niños quedaron hospitalizados en el Hospital Materno Infantil de Gran Canaria; cuatro adultos fueron conducidos hasta el Hospital Negrín, y otros tres al Hospital Insular.

Según explicó el delegado del Gobierno, José Segura, «un despiste del secuestrador, una vez en tierra, permitió a tripulantes y pasajeros reducirle». Además, añadió que «no deja de ser sorprendente que un pasajero lleve pistolas».

El aeropuerto de Gran Canaria comenzó a funcionar a las 20.40 horas locales, después de permanecer cerrado desde las 19.30.

El alcalde de la localidad mauritana de Inal, Mohamed Ahmed Brahim, quien viajaba en el avión secuestrado, relató ayer a Europa Press que «seis pasajeros» se lanzaron durante el aterrizaje sobre el secuestrador, quien no llegó a realizar ningún disparo con las dos armas que portaba. El individuo tenía aspecto magrebí y era «alto», según el regidor.

Durante la crisis, el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, informó a su homólogo mauritano, Mohamed Moctar Ould Nahah, del desarrollo del secuestro. El jefe de la Diplomacia española fue avisado del incidente por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, después de que el embajador mauritano pidiera ayuda y apoyo al Gobierno español.

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