Siete sabotajes en dos días. Todos comprobados, documentados, fotografiados y denunciados ante la comisaría de Policía, que los ha enviado al juzgado de guardia.
La Comunidad de Madrid se niega a reconocer en público que una serie de «sabotajes generalizados» en el Metro sea la principal causa de la cadena de averías y fallos del servicio del suburbano que se ha producido en los últimos meses, pero los responsables del Gobierno regional sí piensan que estos actos vandálicos -que probablemente fueron cometidos por trabajadores del Metro, por la dificultad de realizar algunos de ellos- tienen un objetivo político concreto: deslucir la ampliación del Metro que está siendo inaugurada durante estos meses y dañar al Partido Popular y a la presidenta regional, Esperanza Aguirre.
«El Metro no está sufriendo averías encadenadas», se defendió la consejera de Transportes, Elvira Rodríguez, «pero desde que comenzamos a inaugurar la mayor ampliación del suburbano de la historia han empezado a repetirse incidentes que no habían tenido lugar nunca antes».
La consejera explicó ayer, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, el informe que presentó al Ejecutivo de la Comunidad sobre estas incidencias.
En el mismo, da cuenta de siete denuncias presentadas entre el martes y ayer mismo y que detallan daños en otros tantos trenes, como el corte de cables de comunicaciones, de elementos imprescindibles para el arranque de los trenes y del bloqueo con pegamento de llaves y puertas de los vehículos. Los hechos se produjeron siempre cuando los trenes dormían en las cocheras, que son de acceso restringido.
Disculpas a los usuarios
Elvira Rodríguez pidió ayer disculpas a los usuarios y aseguró que el Gobierno regional «no va a permitir de ninguna manera que se sigan produciendo estas acciones humanas intencionadas» que impiden el funcionamiento normal del servicio y que afectan a miles de usuarios. «Pensamos que la Policía debe investigar unos desperfectos que no son atribuibles a deterioros del material o a fallos, sino a acciones humanas intencionadas», añadió.
La titular regional de Transportes no quiso acusar a los trabajadores del Metro -«no estamos acusando a los trabajadores, ni a las contratas», dijo- pero fuentes de la compañía metropolitana reconocieron que en algunos casos, «todo apunta a que han sido los operarios del suburbano» los que han provocado los sabotajes.
Por ejemplo, las mismas fuentes explicaron que para cortar los cables que hacen posible el arranque y normal funcionamiento de la máquina -el llamado micro del hombre muerto que el conductor debe mantener accionado para demostrar al puesto de mando que está atento a la marcha del tren-, hay que entrar en la cabina del vehículo (normalmente en la cochera), desmontar el teclado que está en los mandos, levantarlo, cortar los cables y volverlo a montar. Una vez cortados los cables, el tren sólo puede funcionar cuando vuelve a establecerse la conexión. La reparación es sencilla, pero implica un retraso en la puesta en marcha del tren a primera hora (la hora punta).
Todo esto implica un perfecto conocimiento técnico de los trenes y del acceso a estas instalaciones.
Incidencias «normales»
Tampoco quiso Elvira Rodríguez achacar todas las incidencias del Metro en las últimas semanas a los sabotajes. Al contrario, explicó que en una red «con 1.600 trenes funcionando 19 horas al día» es normal que haya incidencias, aunque no en la medida de los últimos días.
Ayer mismo, la línea 7 volvió a cortarse durante dos horas y en hora punta. ¿El motivo? Según refleja el informe de inspección del propio Metro, la causa fue «un error humano». Alguien olvidó activar dos fuentes de electricidad, con lo que se produjo un corte de suministro que obligó a cortar la 7 entre Guzmán el Bueno y Gregorio Marañón entre las 6.10 y 8.10 horas.
Fuentes del Metro no supieron explicar a M2 si este error u otros similares son realmente errores o pueden ser olvidos intencionados. «Los informes dicen que alguien ha cometido una equivocación, con consecuencias importantes en la red, pero nadie puede averiguar si ese error fue intencionado o no», aclararon las mismas fuentes.
Metro de Madrid no ha comenzado a abrir expedientes disciplinarios por este tipo de errores, pero no se descarta hacerlo en el futuro si se siguen produciendo.
De momento, lo que anunció la consejera ayer fue un incremento de las medidas de seguridad para impedir que se produzcan estos sabotajes. Para ese fin, se instalarán más cámaras de seguridad en las cocheras y se reforzará el personal de vigilancia.
Además de la incidencia en la línea 7, la consejera explicó que también hubo ayer problemas en la línea 6 (Plaza Elíptica) por un fallo de suministro eléctrico de la subestación de Iberdrola. De todas formas, apuntó que esta estación -una de las más «cargadas de viajeros» de toda la red- ha mejorado sensiblemente desde que se puso en marcha un plan de choque el pasado mes de enero.
En el mes de febrero y según informaron ayer desde la Consejería de Transportes, se han producido ocho averías, cuatro de ellas de cierta gravedad. La línea más afectada ha sido la 6.