DaimlerChrysler y General Motors (GM) estarían en la primera fase de una negociación que podría suponer la absorción del grupo Chrysler por parte de la segunda. Del rumor se han hecho eco dos medios, el alemán Manager Magazine y el estadounidense Detroit News, sin que sus informaciones hayan sido ni confirmadas, ni desmentidas. Por otro lado, Daimler-Chrysler ha contactado con el banco JP Morgan Chase & Company y se especula que su colaboración podría ser la de analizar las diferentes posibilidades de venta de la filial norteamericana.
Desde que Dieter Zetsche, el presidente de DaimlerChrysler, admitiera que respecto Chrysler, todas las posibilidades serían analizadas, ha dado rienda libre a la imaginación de quienes se mueven en este sector industrial. En particular en Alemania, desde donde hace ya meses que salen voces que claman por la disgregación y posterior venta de la filial americana.
Hasta ahora, Zetsche siempre había dicho que Chrysler era una parte indisoluble del grupo, pero después de las pérdidas de 1.130 millones de euros registradas por esta división en 2006, ha debido pensar que no era cuestión de mantenerse tan rotundo frente al accionariado.
Pero la cuestión es si tal transacción tendría sentido. Por parte de DaimlerChrysler, en principio, puede suponer el librarse de una división que a lo largo de los ocho años que han transcurrido desde la fusión, entre Daimler Benz y Chrysler, ha dado más disgustos que satisfacciones.
Pero por otro lado supondría el renunciar a ser uno de los principales actores de la industria mundial y retranquearse a los niveles de BMW, pequeña pero altamente rentable. Y no puede despreciar las economías de escala que se pueden lograr en un grupo de carga de cuatro millones de unidades al año, aunque no existan demasiados elementos comunes entre las gamas Mercedes y Chrysler, frente a las de un fabricante de menos de millón y medio.
Por parte de GM, tal posibilidad no llega en el mejor momento. Aunque quizás por primera vez en su historia la compañía ha sabido reaccionar con rapidez a la situación de crisis que se planteó en 2005 y tiene prácticamente encarrilada su reestructuración y está en vísperas de generar beneficios, debería hacer frente a la absorción de un fabricante de más de 2,5 millones de unidades al año. Además, en GM tienen claro que en estas fusiones, la suma de uno más uno nunca es dos sino uno y medio. Sin embargo, la unión sí les daría una mayor fortaleza frente a la industria auxiliar, a la hora de comprar, etcétera.
No parece, por tanto, que existan muchas posibilidades para un acuerdo de compra de Chrysler por parte de GM. Pero no hay que descartar que pudiera haber acuerdos parciales de colaboración, en compras y en desarrollo de nuevas tecnologías.
Realmente, GM ya comparte con DaimlerChrysler su tecnología para vehículos híbridos, pero esa relación podría extenderse a plataformas, motores, cajas de cambio, etcétera, sin que ello impusiera que Chrysler tuviera que ser vendida. Esta colaboración ayudaría a lograr los objetivos de reducción de costes que en los próximos tres años deben totalizar 1.155 millones de euros.
Todavía se puede especular con la venta de sólo una parte de Chrysler. Y esa parte debería ser Jeep, la marca especialista en vehículos todoterreno. El problema es que GM lleva seis años invirtiendo en colocar Hummer a la altura de Jeep y no parece estar interesada en deshacer el trabajo y comprar al competidor.
Lo que no parece es que haya muchas empresas haciendo cola para comprar Chrysler. Son pocas las que tienen capacidad para hacerlo y, además, Toyota ya ha declarado que no tiene el menor interés.