Robert Cottage escribió en su diario: «El mejor camino para salvar el país es asesinar a Tony Blair [premier británico] y cuando lo sustituya John Prescott [viceprimer ministro], acabar con él también». La vida de este vecino de Colne, en Lancashire, empezó a cambiar hace cuatro años, cuando se afilió al British National Party (BNP), de extrema derecha.
Poco a poco, Robert Cottage se fue radicalizando y, junto a un compañero de partido, David Jackson, empezó a planificar el futuro de Reino Unido. Convencido de que una crisis política y económica llevaba al país a una inevitable guerra civil, empezó a acumular en su casa no sólo comida, también armas. Incluso, material químico para fabricar bombas.
Cottage, de 49 años, y Jackson, de 62, son juzgados desde el martes en un tribunal de Manchester.
Entre enero y septiembre de 2006, Cottage empezó a almacenar arroz, azúcar y combustible en su vivienda. Víveres suficientes, consideran los expertos, como para poder sobrevivir cuatro años. Quizá tanto tiempo como pensaba iba a durar su imaginada guerra civil.
Lo que alarmó a su mujer, Kerena, fue que no dejaban de llegar a la casa paquetes con ingredientes químicos. Eso y el discurso radical y ultrarreligioso de su marido, la llevaron a advertir a las autoridades de que algo estaba pasando. Nada bueno.
Kerena ha declarado por escrito ante el tribunal: «Rob cree que habrá una guerra civil y que nacerá un nuevo orden mundial. Incluso ha empezado a acumular provisiones. He visto un gran cambio en Rob desde que se vinculó al BNP hace cuatro años. Rob se fue volviendo cada vez más radical en sus opiniones y puntos de vista. El BNP ha destrozado nuestro matrimonio».
Cottage, que trabajaba como conductor y transportaba de un punto a otro del condado de Lancashire a personas con discapacidades, encargaba por internet productos químicos que, mezclados convenientemente, podrían servir para construir una bomba. En su casa se encontró un manual con instrucciones para construir explosivos. En su arsenal, cuatro rifles y ballestas.
El acusado reconoce que ha acumulado explosivos, pero niega que preparara un atentado o cosa semejante. Su abogado, Alistair Webster, argumentó que su defendido pretendía utilizar ese material para provocar el estruendo suficiente con el que disuadir a cualquiera que se acercara a su casa durante la guerra civil que se avecinaba.
De David Jackson, que ha negado todas las acusaciones que se presentan contra él, se sabe menos. Trabajaba como dentista en Cumbria y conoció a Cottage en un mitin del BNP. Como mucho, habría contribuido con su socio en la compra de material químico. Le habría proporcionado 400 libras (unos 600 euros) para tal misión. En su casa, la policía encontró una ballesta, flechas y dos trajes NBQ (para protegerse de las armas químicas, biológicas y nucleares). Su defensa: los productos que habían adquirido eran para enseñar Química al hijo adolescente de Cottage.
No es lo que piensa la acusación. El abogado Louise Blac-kwell ha sido claro: «La bomba que intentaban fabricar podría haber provocado daños, incluso heridos».