Sulejman Talovic, el joven de 18 años que mató a cinco personas y fue abatido a tiros por la policía en un centro comercial de Utah, era un refugiado y superviviente de la masacre de Srebrenica, donde murieron 8.000 musulmanes a manos de las fuerzas serbias durante la guerra de Bosnia.
«Él era un niño alegre y juguetón, y la suya una familia buena y tranquila», declaró a la agencia AP su primo Redzo Talovic desde Bosnia-Hercegovina. «Tenía siete años cuando ocurrió la mantanza, y quizás los recuerdos eran muy dolorosos. Estoy seguro de que la guerra está detrás de lo que ocurrió. No puede haber otra razón. Nadie podía suponer que iba a hacer una cosa parecida».
Sulejman llegó a Estados Unidos con su madre en un avión de refugiados de la ONU en el año 2000. Su padre, Suljo Talovic, llegó tiempo después y se afincaron en Salt Lake City. Aunque mantuvieron contacto con la familia lejana, no quisieron regresar tras la guerra al pueblo en el que vivían originalmente, Talovici, al este de Bosnia. Su casa fue quemada y perdieron todas sus pertenencias.
«No podíamos creer las noticias», manifestó el pariente lejano, que sí regresó al pueblo. «Hemos escuchado que sus padres están devastados». En Salt Lake City, Ajka Onerovic, tía del joven asesino, dio la cara brevemente ante la prensa: «Era un buen chico. No sabemos lo que pudo pasar».
Sulejman Talovic cogió el coche familiar el lunes por la tarde y enfiló hacia el centro comercial de Trolley Square, en Salt Lake City. Logró burlar a los guardias de seguidad escondiendo la escopeta y una pistola que llevaba bajo una gabardina. De pronto, y sin mediar palabra, empezó a disparar a discreción contra los compradores, por la espalda y a escasa distancia.
Cinco de ellos murieron, incluida una joven de 15 años, y cuatro fueron heridos en estado crítico. Ken Hammond, un policía que se encontraba de permiso y cenando con su esposa en un restaurante del centro comercial, escuchó los disparos y respondió con fuego mientras llegaban los refuerzos.
Hammond logró acorralar al agresor en un rincón del centro comercial. Según la versión oficial, la policía intentó disuadirle para que entregara el arma, pero el joven siguió disparando y pereció al final bajo una ráfaga de fuego. Hammond defendió su acción y dijo que había servido «para evitar más muertes».
El jefe de policía Jon Greiner no sólo ha arropado al agente Hammond sino que ha propuesto que le concedan una medalla de honor: «Gracias a Dios que estaba allí. Ese joven esta determinado a matar a toda la gente que pudiera».
La noticia de la procedencia de Sulejman Talovic, y el trauma que sufrió como testigo inocente de la masacre de Srebrenica (julio de 1995), ha reabierto, sin embargo, el caso y ha servido para cuestionar la fulminante respuesta policial.