Samuel Keller se balancea en una inteligencia sin arrogancias. Es el todopoderoso director de la que es cita imprescindible de los mejores galeristas y los más potentes coleccionistas del mundo. El mercado tiene en Basilea su barómetro infalible. Y de momento el aire viene a favor.

Cada año pasa unos días por Arco, observa, tantea, toma el pulso a la feria y calla. No resulta fácil comprometerlo. Sabe los terrenos que pisa. Conoce perfectamente lo que sucede en cada parte del mundo en función de artistas y galerías. El año pasado viajó a más de 20 países buscando, cerrando acuerdos o marcando las directrices de lo que será el arte que viene. A partir de 2008, cuando abandone la dirección de Art Basel, seguirá rumbo desde la proa de la exquisita Fundación Beyeler.

Pregunta.- ¿Qué impresiones ha sacado de esta edición de Arco?

Respuesta.- Creo que la transición del proyecto de Rosina Gómez-Baeza al de Lourdes Fernández se ha hecho muy bien. La feria ha mejorado prescindiendo de algunas galerías menores. No se ha dado una revolución, pero sí un paso adelante.

P.- Algunos sectores apuntan que es una feria conservadora, con poco riesgo...

R.- Quizá es que hoy, en el arte en general, nadie está arriesgando demasiado. Se debe a que los artistas tampoco cuentan con los apoyos que facilitan esos riesgos necesarios. Una buena feria no es sólo aquella que muestra lo que el público quiere ver, sino la que apuesta por lo nuevo. Esto no es un problema exclusivo de Arco, sino del mundo del arte. Lo que tiene o ha tenido éxito se repite una y otra vez, y falta excelencia.

P.- ¿Cuál ha sido la gran aportación de la Feria de Basilea?

R.- La apuesta inquebrantable por la calidad.

P.- Y en un quiebro perfecto extendieron sus dominios hasta Miami, donde han consolidado en sólo cinco años otra feria de referencia internacional, ¿lo esperaba?

R.- No, la verdad. Pensábamos que ser el número uno de las ferias americanas nos iba a llevar más tiempo. Y nunca sospechamos que íbamos a lograr una cita tan popular y atractiva también para los grandes coleccionistas europeos. Aunque Basilea tiene una calidad mayor, Miami está ya muy cerca.

P.- ¿Que Arco perdiera ese mercado americano no fue una error de estrategia?

R.- España es, sin duda, el puente natural entre Latinoamérica y Europa. Y eso se refleja también en el mercado del arte. No tengo la impresión de que instalándonos en Miami le hayamos robado nada a nadie, sino que sencillamente hemos creado algo que no existía, que estaba ahí y que parecía necesario.

P.- ¿Ha cambiado Art Basel con su aterrizaje allí la concepción que en Europa se tienen sobre el arte latinoamericano?

R.- Creo que sí. Durante mucho tiempo nuestra mirada era muy parcial hacia el arte que allí se ha desarrollado. Además hemos conseguido establecer una red de contactos entre artistas, galeristas y coleccionistas de todo el mundo que se encuentran en Miami. Eso es importante.

P.- ¿Apostar también por el espectáculo, como no sucede en Basilea, era aquí necesario?

R.- En el fondo no hemos hecho más que reflejar lo que es Miami, su capacidad de entusiasmo, su tendencia a la celebración... Claro, esto hace que las dos ferias, Basilea y Miami, sean muy diferentes, por eso los coleccionistas quieren ir a las dos.

P.- ¿El próximo objetivo en la presunta expansión de Basilea es China?

R.- Le aseguro que no. No vamos a abrir otra sede en China en un futuro próximo. Aunque sí que somos la única feria que desde 1997 se ha preocupado por establecer un contacto permanente con aquel país y crear actividades conjuntas.

P.- ¿Por qué abandona Art Basel en un momento tan favorable?

R.- No estaba previsto, pero recibí una oferta de Ernst Beyeler -uno de los fundadores de la feria- para dirigir su fundación. No la podía rechazar. Para mí es un honor. Además, la salida en un momento así facilita la transición.

P.- ¿Cuál es la mejor herencia que deja en Basilea?

R.- Mi equipo, la buena reputación que hemos logrado y una serie de proyectos, como Art Unlimited, que hace que nuestra aventura sea única. Y no admite copias.

P.- ¿Y ha hecho autocrítica?

R.- Ufff, quizá nos hemos centrado mucho en los coleccionistas o en las galerías y eso ha rebajado la atención para los artistas. El mundo del arte es un ecosistema donde todo funciona si está equilibrado.

P.- ¿Qué cree que le falta a Arco?

R.- Bueno, eso es delicado...