Puede que los achaques de la Tierra no sean los temas más recurrentes para los artistas de la feria, pero un paseo por los dos salones de Arco sirve perfectamente para explicar a un niño en qué consiste eso del calentamiento global, punto por punto. Y en imágenes.

Deshielo y desertización.

El mundo tiene sed. El personaje que el milanés Masbedo ha retratado en el vídeo Togliendo tempesta al mare (Galería Pack), también. Su afán es salvar un vaso de agua entre los embates de un mar que lo derriba una y otra vez. No hace falta explicar la metáfora. A sólo unos metros, Mireya Masso retrata imágenes antárticas sin hielo (galería Tomás March) y Alberto Requena fotografía glaciares en apuros (Sandunga). Por toda la feria abundan también las imágenes de la sequía como las de Marisa González en Vanguardia.

Malos tratos al territorio.

Las fotografías aéreas de Alex McLean, retratos de brutales urbanizaciones incrustadas en medio de colinas y bosques, son un clásico en los libros de urbanismo. Algunas de ellas cuelgan en la galería de Gabrielle Maubrie. Algo parecido propone Taji Matsue en el stand de Lothar Albrecht. Y aún hay un aire de familia que las une con las decenas de fotografías y dibujos de autopistas que pueblan la feria. ¿Ejemplo? Las de Perejaume en Joan Prats.

Insostenible consumo energético.

Una irregular fuente de aire mantiene a un globo blanco precariamente suspendido en el aire. Abajo, le espera un lecho de cuchillos dispuesto a reventar el plástico. Alguien podría pensar que el globo es la raza humana, que vive por encima de sus posibilidades; que el débil chorro de aire es su alimento; y que el futuro... el futuro son los cuchillos. ¿El autor de la instalación? Sorpresa: Damian Hirst, el más malo de los chicos malos del brit art, metido a artista comprometido en el stand de Hilario Galguera. Además, la cubana Analía Amaya retrata los apagones de La Habana (La Casona), Thomas Weinberger recoge la iluminación desmedida de Dubai (Nusser )y Juan Carlos Robles retrata la polución de México DF (Oliva Arauna) sobre una leyenda: «00:00:00». ¿La cuenta atrás?

Basura y residuos.

Fred Wilson pintó de negro el celeste de un globo terráqueo y lo rodeó de una mancha de aceite en la sala de Pace Wildenstein. No lo tiene mejor el protagonista de Ich habe genug (Tengo suficiente), la fotografía de Alexandra Ranner. Lo suyo es sacar la cabeza y gritar en un estanque de agua podrida (en Six Friedrich Lisa Ungar).