MADRID. - Cuando uno de los grandes tótems del rock arty abre la puerta de su casa y se quita la chaqueta, ¿sigue siendo tan sofisticado como vende su imagen de marca? Bryan Ferry sonríe irónico y responde sin titubear en un salón del Hotel Palace de Madrid: «En realidad, no porque soy del norte de Inglaterra. Pero he vivido en Londres desde 1968, así que puede que me haya corrompido su sofisticación».
Eso sí, el líder de Roxy Music, paradigma de la elegancia pop, se exhibe vestido de Prada (como el diablo, con el cual parece haber llegado a un pacto de esbeltez sin fin) y se apresura a zanjar, de paso, la polémica suscitada en el Reino Unido tras haber protagonizado la última campaña publicitaria de Marks & Spencer: «No es Saville Road ni Milán, pero sí como de toda la vida en Gran Bretaña. Pensé que podía trabajar con ellos, que no era incompatible conmigo, pero supongo que nadie pensará que me pongo su ropa. Bueno, tal vez mi próxima campaña sea para El Corte Inglés. Ja, ja, ja. No hay por qué tener miedo del comercio de masas. Al principio, Roxy Music era underground, pero lo que queríamos era llegar a todo el mundo».
Es el Ferry de siempre, por tanto. A sus 61 años, no pierde su savoir faire ni dentro ni fuera del escenario, como demostró ayer al presentar su nuevo disco, Dylanesque, una colección de versiones de Bob Dylan que la multinacional EMI pondrá en circulación el próximo 5 de marzo.
¿Un tributo monográfico al maestro del folk-rock? Nada sorprendente en él porque, ya en 1973, grabó su celebrada recreación de A hard rain's a-gonna fall. Y en su álbum Frantic, de hace cinco años, incluía otras dos piezas del mitificado cantautor estadounidense adaptadas a su estilo manierista: It's all over now, baby blue y Don't think twice, It's alright.
Pues ahora son 11 covers de canciones de la primera etapa de Dylan: desde The times they are a changin' (1964) y Just like Tom Thumb's blues (1965) hasta Simple twist of fate (1975). Desfilan también Make you feel my love, All I really want to do, Positively 4th street, If not for you (con arreglos de Brian Eno) o Gates of Eden. Y dos auténticos himnos dylanianos: Knocking' on heaven's door y All along the watchtower, que también sedujo en su día al mismísimo Jimi Hendrix.
«Yo, como compositor, ya no soy capaz de escribir tan rápido como antes, así que no genero el suficiente material para mis discos. Por eso, hago temas de otros, y mi gran admiración por Bob Dylan se plasma ahora en un disco entero dedicado a él», dice Ferry, quien ha firmado clásicos como Love is the drug, Mother of pearl o Slave to love y ha realizado inolvidables versiones de leyendas como John Lennon (Jealous guy) o Lou Reed (What goes on).
«Las letras, la poesía, el estilo», cita cuando se le pregunta por lo que más le fascina del genio de Minnesota, a quien no conoce en persona. «En realidad, nunca he hecho nada por conocerle. Sé que él valora mucho su intimidad, igual que yo. De todas formas, tenemos un amigo común, Dave Stewart [la mitad del dúo Eurythmics, junto a Annie Lennox], así que tal vez nos conozcamos algún día. Además, quién sabe, me han dicho que se compró una mansión en Escocia», declara mientras se queja, con un gesto contrariado, del aire acondicionado, nada conveniente para su garganta de crooner de salón.
«Dylan es una figura importantísima en el mundo de la música y un personaje rodeado de misterio. Marcó un antes y un después porque, hasta entonces, ninguno de los grandes (Sinatra, Elvis, etcétera) componía sus canciones. A partir de Dylan, comenzó a resultar casi obligatorio. Sus melodías son espectaculares», asegura antes de enfatizar que él lleva esas piezas ajenas a su propio terreno, con su personalidad de dandy impoluto, la misma que idolatran estrellas emergentes como Franz Ferdinand o Arcade Fire (increíble lo de este grupo canadiense, alabado por Bowie, Bono, Björk, David Byrne y... Ferry).
La resurrección de Roxy
Los fans de Roxy Music pueden estar tranquilos porque en absoluto reniega Bryan Ferry de ellos. Al contrario. Mientras se apresta a iniciar la gira de 'Dylanesque', saca tiempo para ir grabando el que será el nuevo álbum de Roxy, aún sin fecha de edición, aunque él descarta que salga a la venta este año. Sus fieles Phil Manzanera y Andy McKay le acompañan en esta resurrección del grupo, que ya había actuado en los últimos años pero siempre con el revisionismo de sus grandes éxitos como único 'leit motiv'. Ahora se está 'cociendo' un repertorio de inspiración contemporánea, al que se incorpora otro de los miembros históricos de la banda, Brian Eno, aunque en calidad de colaborador de lujo. Lo que sí aclara Ferry es que nadie puede esperar a estas alturas que, como sucedía en los inicios de Roxy Music, se manifieste su antaño irresistible atracción por el travestismo. «Estoy ya muy mayor para salir travestido, ¿no? Ja, ja, ja», reconoce. Y, tal vez sin venir mucho a cuento, añade: «Mmm, bueno, hoy la gran mayoría de mis amigos son gays». Pues fantástico.