Son casi las 14.30 horas y por la puerta entran dos chicos corriendo. Llevan puesto un chubasquero del Liverpool con las iniciales grabadas en el pecho como todos los trabajadores del club. V. S. es Víctor Salinas, 29 años, nacido en Murcia. A. G. es Antonio Gómez, 30 inviernos, también natural de Murcia. Ellos dos son los rostros patrios menos reconocibles para el público. Nadie les conoce, pero trabajan en la factoría y tienen muchas historias que contar.

El caso más llamativo es el de Antonio. Hasta septiembre estaba trabajando en el Cartagena. Es más, en el filial del Cartagena. en Tercera División. «Es duro estar en esas categorías donde los jugadores no son profesionales, donde no tienes ni el material ni las instalaciones adecuadas para trabajar», explica. ¿Y cómo termina el preparador físico del filial del Cartagena siéndolo del filial del Liverpool? «Víctor me llamó y me dijo que estaban buscando una persona para ese puesto», anuncia. Porque Víctor ya lleva aquí un año y medio. Su historia tiene aún más protagonistas. Conoció a Idiakez por su trabajo en el Ciudad de Murcia -estuvo allí cuatro temporadas-, e Idiakez es amigo de Xabi Alonso, y Xabi sabía que no estaban contentos con los fisioterapeutas... «Total, que vine, me entrevistaron, hice lo que ellos llaman un trial, algo así como un periodo de prueba. Creo que lo pasé y aquí estoy», cuenta, aún sudoroso por los 40 minutos de carrera continua que acaban de finalizar.

Paco Ayestarán, la mano derecha de Benítez, nunca sintió especial afecto por los preparadores físicos y los recuperadores ingleses. Quería manos españolas. «A mí», cuenta Antonio, «me sacaron un billete de avión dos días después de enviar el currículo. Pasé una entrevista de tres horas, la mitad en inglés, y al día siguiente me iba al aeropuerto cuando me llamaron y me dijeron: 'No cojas el avión. Te quedas aquí'. Antonio se dedica fundamentalmente al segundo equipo, los Reserves, aunque trabaja también con los lesionados de la primera plantilla. El gran reto de ambos es Fabio Aurelio, un futbolista «con un historial de lesiones impresionante. Tenerlo jugando es mi gran reto profesional», dice Víctor, que duda de que pudiera desarrollar su trabajo, tal y como lo hace en Melwood, en un gran club español. «Les pido a los jugadores que vengan por la tarde, que estén dos horas en la camilla... Creo que puedo pedirles cosas que en España me costarían». Con el inglés no hay problema, ya lo dominan, más si se tiene «mucha cara» para equivocarse y que eso no importe lo más mínimo. Y eso que, el día que llegaba, pensó que el taxista era alemán. No entendió nada.

José Manuel Ochotorena, Ocho como le llaman en el Liverpool, valora sobre todo la tranquilidad, saboreada desde hace dos años y medio. Lo que más trabaja con Reina y Dudek es el juego aéreo «porque aquí lo utilizan todos los equipos», y lo que más le gusta es que aquí «las valoraciones se hacen a final de temporada. Un mal resultado no cambia nada». Idéntica opinión a la de Paco Ayestarán. Él también está desde el principio de esta aventura. «La presión nos la ponemos nosotros mismos, pero aquí confían mucho en los profesionales».