Sábado, 17 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6271.
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 ESPAÑA
EL DISCURSO DE LA SEMANA
Sobredosis de autoestima
LOURDES MARTIN SALGADO

Dicen que a veces basta con decir algo con gesto de seguridad para que lo que se expresa ocurra, o al menos para persuadir a los demás de que así será. A esta tesis debe de estar abonado Arnaldo Otegi cuando aseguraba el jueves que su partido ilegal participará en los comicios de mayo «con una gran marca electoral».

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Si de una cualidad andan sobrados los representantes de Batasuna es de asertividad, y eso explicaría que casi a diario sigan paseando sus serranos cuerpos por ruedas de prensa y conferencias varias como si las sentencias del Tribunal Supremo no fueran con ellos.

Una persona asertiva es alguien con un elevado grado de autoestima que sabe transmitir lo que quiere sin complejos y sin dejarse avasallar por nadie. Parece que estamos en una época en la que la gente en general se amilana y no es capaz de hacerlo, a juzgar por la abundancia de talleres y cursos sobre la materia. Otegi desde luego no los necesita. El suyo, en particular, es un comportamiento asertivo confrontativo, propio de quien percibe que su interlocutor dice una cosa y después hace otra, y hay que recordarle constantemente lo que uno quiere. Su mensaje es: los que no me quieran escuchar van a tener que hacerlo, y los que no atiendan nuestra propuesta son «poco inteligentes» porque tenemos la «solución definitiva». Toma sobredosis de autoestima.

Lo único que le falta a Otegi para ser perfectamente asertivo es la claridad. Parecería que el portavoz de Batasuna le ha dado la vuelta a la máxima del humanista Juan de Valdés, quien afirmaba allá por el siglo XVI que hay que escribir como se habla. Otegi más bien habla como escribe, y bastante mal por cierto. En sus discursos e intervenciones sólo hay una cosa que le guste más que «trasladar» ideas como si fueran bultos, y es construir «escenarios». «Nosotros ahora lo que tratamos es de trasladar a todos los sectores, no sólo políticos, sino vamos a trasladar también a los económicos, a los sociales, cuál es nuestra propuesta, cómo vemos las cosas y las soluciones porque nuestro trabajo ahora es construir un escenario sólido que permita retomar el proceso en condiciones para todo el mundo».

El lenguaje de Batasuna es siempre alambicado, por lo que es impensable que alguno de sus seguidores se haya dejado seducir por su retórica. Son representantes de un «sujeto vasco» que no se sabe muy bien en qué consiste y quieren que los «territorios», en vez de los individuos, tomen decisiones. Su opinión sobre lo que llaman «el tema de la violencia» es que «nosotros estamos convencidos de que todo ese trayecto no se puede hacer si no hay una voluntad bilateral de las partes implicadas en ese carril ETA-Gobierno para que ese proceso de conversaciones y materialización de un nuevo marco político se pueda hacer en condiciones de ausencia de todo tipo de violencia».

Quien se moleste en descifrar semejantes frases-río comprenderá que argumentos tan retorcidos esconden posiciones mucho más simples; en este caso, aparecer como el árbitro equidistante y sensato entre los dos tozudos que obstaculizan «la solución definitiva». Puesto que la asertividad retroalimenta la autoestima, y viceversa, la ilegalización no es obstáculo para presentar propuestas y exigir de los demás una respuesta meditada o «con alternativas».

Hace falta una elevada consideración de uno mismo para pretender dirigir el acontecer político de un país desde fuera de sus instituciones. Tan alta, que no puede servir como explicación una mera actitud chulesca. Chulas son las personas, y aquí es todo un partido el que, no pudiendo presentarse a las elecciones, pide a los demás que «no se dejen llevar por intereses electorales» y tengan altura de miras: «No estamos en el regate corto, para hacer jugaditas para que el público las aplauda».

Cuesta pensar en qué otro país civilizado los partidos demócratas darían pábulo a lo que dice un Otegi. Pero es evidente que egos así no sobreviven si no son sistemáticamente engordados.

...«Lo que queremos saber es si estamos dispuestos a construir la solución a partir de esta propuesta política y democrática, ése es el emplazamiento que hacemos»...

-Arnaldo Otegi en San Sebastián (16/2/2007)

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