La Casa Blanca informó ayer que un médico extirpó a George W. Bush dos lunares que le habían aparecido en la región temporal, es decir, bajo la sien y junto a la oreja. La operación, llevada a cabo por un dermatólogo con anestesia local, fue calificada como «de rutina», aunque los tejidos van a ser examinados para determinar si son cancerígenos, lo que en principio parece poco probable.
George W. Bush, que es de tez muy pálida, tiene un amplio historial de problemas en la piel, probablemente en parte debido a su afición a irse a Texas y estar al aire libre, expuesto al sol. El propio presidente es consciente de ello, ya que fue él quien descubrió el primero de los lunares y advirtió a su médico personal.
En diciembre de 2004, justo después de ser reelegido, los médicos ya le tuvieron que extirpar otras dos pequeñas manchas que estaban creciendo, aunque los análisis revelaron que eran benignas.
La esposa de Bush, Laura, ha tenido problemas similares, pero más serios. En noviembre pasado le fue extirpado un cáncer de piel de una pantorrilla, aunque la Casa Blanca no informó de ello hasta varias semanas más tarde, alegando que se trataba «de un problema personal de la primera dama».
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