R. A.
El debate preelectoral francés se derivó ayer al territorio de la Defensa. Empezando porque Ségolène Royal dijo oponerse a la construcción de un nuevo portaaviones. Según la candidata socialista, el dinero de semejante empresa debe destinarse a la educación.
La iniciativa llegó a los oídos de Nicolas Sarkozy, gracias a la eficacia de su gabinete de respuesta. Resulta que el ministro del Interior se encontraba en los territorios franceses de ultramar (isla de Reunión), aunque la distancia geográfica no ha afectado sus reflejos: «Ségolène está en su derecho de decir lo que quiera, pero, aún así, parece una idea curiosa decirle a los franceses: 'Tienen que elegir: o educan a sus hijos o garantizan su seguridad'», ironizaba Sarko en un receso del tour electoral.
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