MADRID. - Luis Fernández lleva poco más de un mes en RTVE y ya ha introducido notables cambios en el organigrama y en la dirección del grupo público. Convencido de que la ley blinda a RTVE de las presiones del Gobierno, asegura que es «el único medio independiente de cualquier grupo político y económico». Promete «trabajar con honestidad y sentido común» para que los españoles perciban a TVE como la cadena de todos y una programación en la que la calidad no sea incompatible con la audiencia.
Pregunta.- ¿Cuánto va a durar la paz en el consejo de administración?
Respuesta.- Mi deseo es que dure los seis años de mandato, pero va a depender mucho de cómo nos aplicamos a ello. El comienzo es muy esperanzador y los debates son muy constructivos, con un magnífico ambiente de trabajo. Hemos inaugurado un tiempo nuevo en el consejo.
P.- ¿Está blindada TVE contra de la intervención gubernamental?
R.- Absolutamente y eso no tiene marcha atrás. Por ley, RTVE es independiente del Gobierno y de cualquier órgano de la Administración del Estado. Yo lo que pido es que eso, que la ley garantiza, valga para todos. TVE debe ser independiente del Gobierno, de los partidos políticos, de los sindicatos y de cualquier grupo de presión, política o económica.
P.- Mucha gente cree que TVE no es la televisión de todos.
R.- El consejo, la dirección y los profesionales de esta casa debemos trabajar muchísimo, con honestidad, con sentido común y aplicando criterios de calidad y de servicio público. Si lo hacemos, conseguiremos cambiar eso. A la audiencia no se le puede engañar, sabe perfectamente qué se le está ofreciendo.
P.- ¿Les puede perjudicar la polarización de los medios?
R.- Puede ser un inconveniente pero también una ventaja. RTVE es el único medio de comunicación independiente de cualquier grupo político o económico. Eso quiere decir que no estamos sometidos a esa dicotomía, que podemos ejercer la información y el entretenimiento con mayores niveles de independencia que el resto. No estamos sometidos a la misma presión que los medios privados que tienen intereses, plenamente legítimos, pero diferentes.
P.- ¿Qué opina de la crispación entre los medios?
R.- Preocupante, no sólo por los medios sino por lo que la sociedad demanda de ellos. No me gusta echar la culpa a una parte o a otra. Los medios tenemos una responsabilidad enorme en el tratamiento de la información que ofrecemos. Clarísimamente se ha producido un alejamiento de las preocupaciones, los intereses y las demandas de la sociedad. Eso no ocurre sólo en España, yo acabo de volver de Estados Unidos y el debate, salvaguardando la crispación, que sí es muy peculiar de Madrid, es el mismo allí.
P.- ¿Cómo va ser la relación con las cadenas privadas en esta etapa?
R.- Las cuatro personas que dirigen las televisiones privadas han sido mis jefes y son amigos. El papel de una televisión pública y el de una privada son totalmente complementarios. Ellos tienen unas exigencias y yo tengo otras. No creo que haya un elementos de rivalidad o de confrontación, ni siquiera de comparación. Salimos al campo a jugar, a buscar el mayor número de telespectadores, cada una desde condiciones diferentes, la empresa privada y la pública. Yo no compito con las privadas, compito conmigo mismo. Tengo que cumplir los criterios de calidad, de servicio público y de interés general que la sociedad me demanda.
P.- Las cadenas privadas critican la doble financiación de TVE y la ventaja que supone.
P.- No existe ventaja alguna. TVE sólo juega en el marco legal que le corresponde, que es diferente al de las privadas.
P.- El Gobierno se comprometió con las privadas a reducir la publicidad en TVE. ¿Está de acuerdo?
R.- RTVE cuenta con un presupuesto de 1207 millones de euros y hay que discutir y negociar el contrato programa para los próximos tres años. Sobre el compromiso del Gobierno con los operadores privados no tengo nada que decir. Se lo he dicho también a ellos en las reuniones que hemos tenido. Les he manifestado nuestro deseo de mantener las relaciones más cordiales posibles, de colaboración, complementariedad y ayuda. Les he pedido que no entremos en la dinámica de televisión privada o pública. Al ciudadano no le afecta y existen más puntos de acuerdo que de discrepancia.
P.- ¿Estaría de acuerdo en una reducción de la publicidad en TVE?
R.- Si el Gobierno lo pacta con los operadores estaré de acuerdo.
P.- ¿Qué piensa de la financiación del cine por parte de las televisiones?
R.- Tengo muy claro que TVE y el cine tienen que ir de la mano. TVE no sólo va a mantener el apoyo al cine, sino que lo va a aumentar, sin limitar porcentajes. Dicho esto, también creo que al cine le sobran intermediarios. TVE cumple y sobrepasa las obligaciones de la ley actual, pero si se aprueba la reforma, tal y como está el anteproyecto, nos sería muy difícil su aplicación.
P.- ¿Va a cambiar la relación con las productoras?
R.- El de las productoras es un debate falso, muy interesado e incompleto, no sujeto a la verdad. En cualquier caso soy partidario de que todo lo que se pueda hacer en la casa se haga. La relación con las productoras la estableceremos en función de las ideas y de los formatos que nos presenten. La mejor prueba de que queremos hacer la mayor cantidad de producción propia posible es el concurso de ideas abierto, con gran éxito, entre los trabajadores.
P.- Ha fijado septiembre como la fecha para que se noten los cambios, ¿No es demasiado tiempo?
P.- Al revés, es demasiado poco. En televisión la percepción de los cambios es muy lenta. ¿Cuándo se ha empezado a notar el magnífico trabajo de Fran Llorente y de su equipo? Lleva trabajando desde mayo de 2004 y los espectadores han empezado a notar el cambio hace bien poco. No quiero frustrar al telespectador diciéndole que vamos a tardar más, porque haremos todo lo posible para que perciba cuanto antes el modelo con el que nos hemos comprometido.
P.- ¿Puede definirlo?
R.- Voy a poner un ejemplo. El día del funeral privado por Érika Ortiz, se me consultó si rompíamos la programación a las 20.30 horas para cubrir la entrada a la iglesia y dije que no. Me dijeron que las demás lo iban a hacer y que eso daba muchísima audiencia y seguí diciendo que no. No creo que un funeral privado sea motivo para romper la programación de una televisión pública. Por eso quiero que se me juzgue más por lo que haga que por lo que diga. Decir, decimos casi todos lo mismo, pero hay que ir a los hechos.Yo jamás voy a tomar decisiones en función de la audiencia.
P.- Sí, pero también se le va a juzgar por la audiencia.
R.- El compromiso del consejo es que la selección de los contenidos se haga estrictamente con criterios de calidad, de interés general y de servicio público. ¿Es eso compatible con la audiencia? Por supuesto que sí. Nosotros no vamos a competir por un punto más o menos de audiencia. Nos van a medir por la capacidad de respuesta que tengamos ante las demandas de la sociedad.
P.- Una baja audiencia lleva a cuestionarse la misma existencia de una televisión.
P.- No debemos renunciar a conseguir una posición destacada ante la audiencia. No hay incompatibilidad entre audiencia y calidad. El liderazgo puede ser la consecuencia de un trabajo bien hecho, y para mí esto es lo primero.
P.- ¿Está justificada la existencia de La 2 con tan poca audiencia?
R.- Total y y absolutamente, pero además va a estar mucho más justificada dentro de un año y todavía mucho más dentro de dos. Tener La 2 es un lujo y sería un desperdicio que no tuviera la presencia que debe tener en la audiencia. Cuando hablamos de cambios radicales en La 2 es porque creemos en esa cadena.
P.- ¿En qué consistirá el cambio?
R.- La 2 es la cadena que emite más programación infantil y es la sexta que ven los niños. Ahí se observa una disfunción clarísima y hay alguna más. Por eso creemos que necesita un cambio radical, a mejor. Tiene que ser identificada y además ofrece grandes posibilidades, como laboratorio de ideas y rodaje de nuevas propuestas. No quiero que se entienda que queremos probar programas en La 2 para pasarlos a La Primera si van bien, es algo más. Por ejemplo hay que empezar a debatir si el prime time debe empezar en España a las 10 de la noche o si hay que adelantarlo. La 2 es un buen lugar para empezar a verlo.
P.- ¿Qué proyectos tiene para RNE, al margen del cambio o no de director?
R.- He dicho públicamente que la radio es mi ojito derecho y los hechos parecen demostrar lo contrario, pero el oyente de RNE va a ver en poco tiempo que eso no es así. Estamos haciendo un diagnóstico de la situación en RNE y prefiero esperar dos semanas más a precipitarme y tomar alguna decisión equivocada. RNE es una gran cadena de emisoras y quiero pegarla a la sociedad, con mucha tensión programática. Tiene que ser una radio mucho más pegada a la calle.
P.- La audiencia de la radio está condicionada ideológicamente. ¿Es un handicap para RNE?
R.- Decía un político francés que trabajar a corto plazo es ser un oportunista, pero que trabajar a largo plazo es utópico, por lo que hay que trabajar a medio plazo. Yo aplico esta máxima. Tanto en TVE como en RNE quiero trabajar a medio plazo, porque no quiero ser un oportunista ni un utópico. Que RNE no se meta en la dinámica de la polarización puede ser un problema hoy, pero una gran ventaja mañana. A los oyentes no les gusta que les tomen el pelo o que se les engañe y es posible que mañana busquen una opción más razonable, más sensata y ésa es RNE.