Domingo, 18 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6272.
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En un Estado totalitario se ocultará a la gente todo lo que pueda crear descontento (Friedrich Hayek)
 CULTURA
DEFINICIONES, JACULATORIAS, ARRABALESCOS
El don de lágrimas en el 'carmelo' del loco
FERNANDO ARRABAL

DEFINICIONES

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Lágrima: Gota de rocío (u orín) producida por la glándula lagrimal y la autocompasión para proteger la córnea y el sentimiento trágico de la vida.

Horrorizado por mis lágrimas (enlatadas para el programa de TV) pedí al marqués que no pasara mi secuencia. Centenares de emilios espontáneos me respondieron. Y entre ellos:

«En un momento dado [de tu entrevista en la TV], el sentimiento reflexivizó emotivamente a la razón y a sus humores intelectivos. Quedó aquélla y éstos anulados, y la cosa ya no tuvo marcha atrás. Ejemplo de memoria emotiva que se conmueve más por la bondad que por la crueldad. Musset reconoció: 'Lo único hermoso que me queda de la vida es haber llorado'». [Francisco MT].

«Eres una bestia... sin domesticaRRR". [Desde Cuenca, Jesús M.].

«Estaba zapeando y, de pronto, me encontré con un primer plano tuyo. Me quedé conmovido y te encontré grandioso. Después del final, fui volviendo de a poco en mí y me fui cabreando conmigo por no haberme enterado antes de tu entrevista». [AC Sainz].

«Eres como un niño. Tus genialidades quedarán en la retina de los espectadores largo tiempo. Tu polla erecta es un tótem de reveldía (con V de victoria)". [luan m].

«Pensé en el mundo de las emociones, en esa mezcla de riqueza y limitación que es el hombre, en el ying yang de las cosas, en la riqueza y amplitud de tu vida y en la cantidad de cosas y de cambios que te quedan por hacer. Y además fue todo un espectáculo. O sea, un arrabalesco gigante». Antonio G.

«Estuvo usted soberbio con el Coco de la Colina gracias a su capacidad dramática infinita. Usted reivindica las judías como un plato de encuentro entre españoles. La paz perpetua de Kant está representada en su Ultima cena; o sea, todos comiendo judías. Luego todos nos echamos unas ventosidades a cuerpo gentil sobre la clase política que nos enfrenta de nuevo». Embajador P.

«Ayer te vi por casualidad en la tele. Si algo me alegra en esta vida es saber de otros genios como yo. Aunque tú no lo sepas, te considero mi amigo porque me da la gana». Unico.

«Me impresionó cómo hizo un hueco para la compasión y para la fraternidad cuando habló del gordo carcelero franquista. Más aún, cuando la situación está cada vez más crispada. Para mucha gente en España usted es un modelo a seguir porque parece que se ríe de todo, o al menos que se ríe de cosas que a los demás nos dan pánico. Pero si se le escucha detenidamente, uno se da cuenta de que usted no se ríe nunca del amor, ni de la pena. Escucharle o leerle es una fiesta». Mario RR.

«Anoche encendí la TV (cosa poco frecuente) y ¡zas! allí estaba usted. Por suerte o por desgracia he conocido a muchos hostiados, juzgados y encarcelados por el régimen, pero su caso es especial por la temeridad, el talento y el disparate. Mire, lo del carcelero gordo no lo sabía, pero si lo juntamos todo sale una pieza de primera». Tomás c.

«Me gustaría escribirle de puño y letra, como usted se merece. Acabo de verle con Jesús Quintero, y he disfrutado inmensamente de sus palabras y de su forma de habitar este mundo». AA.

«Nunca como ayer, Arrabal, asomó tan impetuoso y virginal, entre lágrimas de vino para mostrar la ingenuidad y la ternura de los sabios, los que llegan al paraíso buscado por el hombre sin saberlo; un viaje lleno de rodeos por caminos en el que la mayoría se pierden en los cantos de sirenas. Las imágenes de la TV eran rayos de luz con destino al corazón sin pasar por el cerebro. Arrabal está por encima de su mundial personaje de las letras. Si mi cariño por él pudiera crecer y ampliarse, ayer se hubiera empinado como un príapo ante las vestales lujuriosas». Alonso.

«Contemplé en su rostro el horror de nuestra España, que tan querida es pero que tanto dolor ha generado. El documento tiene un valor sentimental (¡y verídico!) incalculable. Me conmovió. Hartos como estamos de tanta palabrería sobre la memoria, ese momento retrata perfectamente qué cojones es eso. La ciencia, la poesía y el ajedrez contienen espacios inabarcables, secretos, como las lágrimas». Ivan H.

«Me gusta mucho tu forma de ser y de hablar, me diste en la TV mucha ternura y mucho amor. Un día te conocí en París, pero había mucha gente... No se te olvida». Germán.

«Te escribo para felicitarte por la maravillosa entrevista, y para decirte que me gustaría acometer la producción de un largometraje basado en una de tus obras. Un abrazo fuerte desde Barcelona, Cataluña, España, el Mundo». José D.

«Viéndote anoche en lo de Quintero, pensé que es un evidente privilegio para un hombre de tu edad el emocionarse recordando un pasado tan extraño, dramático y maravilloso. Tu juvenil ancianidad, tiene sus raíces en una juventud noble y honesta, como postulaba Cicerón. De ese pasado se derivan tus actuales privilegios. Puede que los años, si llego a viejo, me concedan una mirada compasiva como la que tú tienes ahora. Me conmovió especialmente la historia del carcelero gordo en la DGS de Madrid. Tus palabras son fuente de inspiración para el desafío que A y yo nos hemos propuesto lograr: la castidad en el otoño de nuestras vidas». Rafael K.

«Fue una excelente entrevista muy reveladora para el gran público que no conoce a Fernando Arrabal, sino a la caricatura que algunos medios han dado de él». RH.

«Emoción y silencio durante la aparición. Ser tocado por ella no suele pasar en la vida. Tenga cuidado D. Fernando, sus cojones y su corazón no guardan proporción con el resto de sus órganos ni con los del resto de la Humanidad. Pongo las dos mejillas». Hteatro.

«Eres único, tú sí eres un verdadero español libre. Te he visto con Quintero en TVE. Te admiro y te quiero». Fernández G.

« Genial, genial, genial... Me dejó viendo estrellitas en la mano. Gracias, gracias, gracias...». Fernando 2.infty..

«Tus palabras describían, pero los silencios conmovían aunque estemos del otro lado del planeta». Jorge Morales.

«Vi, a ciegas, esa entrevista, de la que no tenía noticia. Llamé a M., y en ese mismo instante estaba viéndote, fascinada. Me colgó y se colgó de la televisión para llamarme luego, con voz de muecín, y cantarme tu memoria rasante, manuscrita -'como deben escribirse las cartas'-, tu evocación intacta, la libertad en que dejas arder a tus obras y la hostia de silencio que, con resorte pánico, le hiciste comulgar al otro. Me emocioné yo también con tus palabras y gestos, transmitidos a la manera árabe. Lo vi en Nueva York y lo vivo en Africa: eres el autor más contemporáneo que he conocido, porque tienes la misma edad que las simas y los anhelos de cada uno que te escucha». AMP.

«Estimado Sr. Arrabal, se le escucha, se le ama...». Jesús SM.

«Te mando este email sin saber si éste es en verdad un buzón de cartas que lees personalmente o bien un buzón que alguien antes limpia, depura y clasifica. No busco ninguna respuesta, sino más bien hacerte llegar mi afecto anónimo, porque no nos conocemos ni remotamente. Soy uno más de esos lectores tuyos que te lee, que te sigue, como anoche con Quintero, y en el que despiertas emociones, sentimientos y pulsaciones...». Sergio

«Hoy te vi en el programa de televisión hablando de la memoria histórica. Sigue así, dando caña, pues no podemos perder esta última oportunidad y ya sólo queda esta legislatura. Por cierto yo tampoco soy de ningún partido político, les tengo aversión». Cristina C.

«Soy únicamente una televidente que, de forma natural, ha quedado pegada al sillón con la mirada puesta en el televisor y sin pestañear. Nadie como usted ha definido lo que pensamos todos y cada uno de los españoles de bien acerca de las dos Españas: que no las hay. Jamás he pensado en buenos y malos, sólo hay momentos extremos. He tenido abuelos, en cada uno de los bandos y en lo que coincidían siempre que salía el tema era 'que nunca tengáis que pasar por esto, nunca'». RKC.

«D. Fernando, o mejor, Fernando, me deja ensimismado cada vez que le veo en una entrevista, cómo habla de su mundo, de su vida, con esa libertad coloquial, con esa emoción, como la de esta noche, que hasta el silencio de Quintero, se ha vuelto rebelde. Un placer escucharle y verle». Alberto.

«Hola, Don Fernando, hoy por casualidad lo he visto en TV. Este mensaje no es para elogiarle ke ya estará harto d elogios sino para algo más importante, me gustaría poder contarle mis azares y pesares de esta vida xk usted es alguien de kien m fío o me fiaría en el devenir de los tiempos.................... Hoy me ha emocionado viéndole llorar en la tele hacía mucho tiempo k no sentía esta sensación». José MA.

«Se confirmó la lucidez e inocencia de Arrabal. En una España que intenta salir de su interminable Edad Media, sus lágrimas, unidas con la bondad y la inteligencia, permitieron, por fin, iluminar a muchos compatriotas la salida de la caverna hispana. Caverna cultural de la insensibilidad y de la falta de ciencia y filosofía moderna, en la que está nuestra patria desde la Guerra Civil y todo lo que vino después....». Antonico y Nicole.

«Vi la entrevista del Loco de la Colina, me emocioné mucho y me llegaron tus palabras. Además, lloré y me conmoví con la historia de tu padre. La etapa que pasaste en la cárcel y la anécdota del carcelero. Hay gente buena en todos los sitios. Perdona el atrevimiento de escribirte». Rafael de Sevilla.

«He visto su entrevista con Quintero y me ha vuelto a enamorar. Nunca falla. Soy reciente licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Granada». Manolo P.

OTRA JACULATORIA (eyaculación, del latín 'jaculari'):

En Ciudad Rodrigo [***] pensaba que el infinito comenzaba lejísimos: en un lugar donde nada existía; ni las lágrimas.

Otro arrabalesco (esta vez de Santa Teresa): «El don de lágrimas nos hace el regalo de deshacernos en llanto».

www.arrabal.org

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