CHUAN ORUS
El austriaco Mario Matt se alzó ayer con el oro en los Campeonatos del Mundo de Are (Suecia). Repite, seis años después, lo conseguido en los Mundiales de St. Anton. Pero no fue una victoria cualquiera. Es de las que enseña cómo encarar un eslalon. En la primera manga, ya le había metido ¡1,21 segundos! al oro olímpico y campeón mundial, Benjamín Raich. En la segunda, volvió a ganar. La plata del italiano Manfred Moelgg quedó a 1,81 segundos, y el bronce del francés Jean Baptiste Grange a 2,21.
El eslalon es una disciplina especialmente difícil. Tiene sus reglas, como todas, pero en ésta, como no se sigan a rajatabla, o se impone la rectificación, con derrapajes continuos a la salida de las puertas -y con pérdida considerable de tiempo- o el abandono de la carrera. Basta que el trazado sea exigente: puertas cerradas, cambios de ritmo... o que la nieve no aguante el trote. Eso ocurrió ayer. Es el peaje de los esquíes carving, cortos, con menos estabilidad y con pronunciadas cotas que ayudan al giro, pero que a la mínima se reactivan como un cohete en Fallas.
Matt ilustró las reglas del eslalon: centralidad con respecto a la diagonal de las tablas, movimientos de caderas, no de torso, juego de piernas y un sutil aprovechamiento de las posiciones, más atrás o más adelante, para conseguir velocidad o estabilidad. Bien el español Guillem Capdevila, 23º. Terminar ya era un triunfo.
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