ZAMORA.-
El presidente del PP de Zamora, Fernando Martínez Maíllo, afirmó ayer que no darán a conocer hasta el último momento el itinerario de la visita de Mariano Rajoy a la capital el próximo jueves, 22 de febrero, para que «los hooligans socialistas se queden en casa y no vengan a molestar».
Martínez Maíllo justificó estas declaraciones haciendo referencia a la última visita de Rajoy el pasado julio a Benavente (Zamora), cuando se produjeron, según los populares, dos «concentraciones ilegales» de la Mesa Pro Hospital benaventana y del sindicato UGT, que desembocaron en diversos incidentes en la calle.
El secretario general del PP en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, llegó a pedir entonces la dimisión del delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo, por no estar «a la altura de las circunstancias». «Si en vez de Rajoy hubiera sido otro dirigente -del PSOE-, las medidas adoptadas hubieran sido otras», afirmó.
Más aún, según el PP, el Partido Socialista estuvo detrás de aquellas protestas y quieren que ahora haya respeto por los actos de otro partido político.
«A cada lugar que voy, el Partido Socialista me manda a la UGT, o a ellos mismos a organizarme un lío, o me plantean una reivindicación que, como es sabido, no es de mi competencia», llegó a declarar el propio Rajoy, antes de que sus propios colaboradores distribuyeran una foto en la que quedaron retratados algunos rostros socialistas en medio de la algarada: Manuel Fuentes López, procurador del PSOE por Zamora en las Cortes de Castilla y León, y José Ignacio Martín Benito, secretario de la Agrupación del PSOE de Benavente.
Maíllo insistió ayer en que tampoco darán a conocer el recorrido de Rajoy a la Subdelegación de Gobierno en Zamora, cuyo responsable es el también candidato socialista a la Alcaldía, Carlos Hernández, hasta el último momento que la ley les permita.
Los incidentes sufridos por Rajoy en Benavente se suman, en la memoria de los populares, a otros acaecidos aquel mismo mes de junio en Cataluña, durante la campaña del referéndum sobre el Estatuto de Autonomía. En aquella ocasión, los partidos catalanes condenaron los incidentes, pero criticaron al Partido Popular sus «provocaciones».
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