Vinieron con paraguas, impermeables y gabardinas, pero vinieron. Escarmentados por el aguacero que la víspera jarreó en el comienzo del Carnaval, los miles de madrileños que ayer se concentraron en las calles de su ciudad, para ver el Gran Desfile, acudieron pertrechados contra el agua. No estaban dispuestos a perderse el principal evento de estas fiestas. Al final no les hizo falta, pues la lluvia se ausentó, evitando deslucir el espectáculo.
A las 19.00 horas se puso en marcha la comitiva. Al frente, el Escuadrón Ecuestre de la Policía Municipal, maqueado para la ocasión. Llamaba la atención, pero el gentío se olía que sólo era el aperitivo.
Seguían las carrozas de la Tarasca, la Tarasquilla y una diligencia atestada de músicos renacentistas: luego les tocó el turno a dominicanos y bolivianos. Ataviados con sus llamativos trajes, no dejaron en todo el recorrido (desde el Paseo de Coches del Retiro, hasta la Plaza de Colón) de encadenar sus músicas y bailes tradicionales.
Con Los Demonios Escocíos, la cosa se animó bastante. No era para menos. Igual que el viernes en la Plaza de la Villa, donde Ruiz-Vampirón se erigió en figura principal, en el desfile una enorme enseña con la cara de este personaje arrancó el entusiasmo (y otras reacciones) de los asistentes. Alrededor de la imagen del edil mutado en chupóptero insaciable, una turbamulta de diablos poseídos, animaba el cotarro. «Así deben ser estas fiestas, si no hay críticas, burlas y bromas, no sería Carnaval», señaló a pie de desfile Delia Piccirilli, directora artística del espectáculo. Para entonces, aún no había pasado lo mejor.
Reptiles gigantes
Tras los diablos, Les diables de Barcelona, una colla de correfoc, que a la cosa, no dejaba de darle a la marcha bastante colorido, ruido y algún que otro susto.
Aunque los sustos estaban en otra parte del desfile de la mano de los holandeses Close Act Saurus, que volvieron loco al personal. Son sólo siete pero revolucionaron el Carnaval. Su espectáculo son tres gigantescos dinosaurios, de más de 7 metros que, con impensable agilidad, se mueven entre el público, dan picotazos a los transeúntes descuidados, se rodean de fuegos de colores y lanzan gruñidos sobrecogedores. Un feliz hallazgo, sin duda, que nos llevó hasta Colón, casi sin darnos cuenta.
Bailes, mascaradas, concursos y desfiles
A.M.
El tradicional baile de máscaras que celebra el Círculo de Bellas Artes, puso el broche de oro a la jornada carnavalera de ayer.
En un edificio decorado para la ocasión con referencias al mundo del cine, el director José Luis Cuerda inauguró el baile, con un pregón un tanto desenfrenado.
Horas antes, El Ateneo Cultural Primero de Mayo, de Comisiones Obreras de Madrid, celebró su decimotercer concurso de chirigotas, en el que resultó premiado, no podía ser de otra manera en este Carnaval, Ruiz-Vampirón, la figura de cuatro metros creada por los colectivos antiparquímetros, que se ha convertido en el banderín de enganche contra una de las más controvertidas decisiones que ha tomado el actual edil madrileño.
Entre los actos que tendrán lugar hoy destaca el Combate de Don Carnal y Doña Cuaresma, que se celebrará desde las 13.30 a las 18 horas en la Plaza Mayor de Madrid. Se trata de un espectáculo de la compañía Morboria, dirigida por Marco Berriel, en una fiesta de sonido y color, música y fuego, en la que, según señalan desde el Ayuntamiento de Madrid, se dan la mano el mundo de El Bosco, el carnaval y la danza contemporánea.
En Fuenlabrada se celebrará el desfile del Domingo Gordo de Carnaval, que contará con la participación de más de 35 asociaciones y que, según fuentes municipales, se espera asistan unas 3.000 personas, igual que en anteriores ediciones.
