Acaba de salir de las prensas y ya está la segunda edición a la venta. Su editorial, La Esfera de los Libros, apuesta en firme por la saga emprendida por este historiador metido a novelista que es el castellano-manchego Carlos Carnicer. Una novela apasionante, escrita en el mejor castellano, el de Miguel de Cervantes
IGNACIO AMESTOY
Pregunta.- Don Juan de Forcada pisa la arena editorial con arrogancia.
Respuesta.- Un español de su época: arrogante, tal vez, pero dubitativo.
P.- El primer título está impactando y tiene tres en la recámara...
R.- Forcada da para mucho... Pero sabrá desaparecer elegantemente.
P.- ¡Le ha salido un duro contrincante a Alatriste!
R.- Está en el imaginario de muchos. Forcada puede llegar a estarlo.
P.- Aunque a usted se le ve más apegado a la Historia que a Pérez-Reverte.
R.- Pérez-Reverte debió de llegar a Alatriste a través de Dumas. Yo a Forcada por la Historia pura y dura.
P.- La primera entrega de su Forcada lleva como subtítulo Un espía español al servicio de Felipe II. ¿Un 007 del XVI?
R.- Pero más de carne y hueso, y con un glamour renacentista.
P.- Y el título, El secreto de la Reina Virgen, ¡más que un secreto!
R.- Como los buenos secretos novelescos, queda para el final de la historia.
P.- Usted es un experto en espías. ¿Qué es un espía?
R.- Alguien que sirve a una causa en las sombras.
P.- Con su amigo, Javier Marcos, también profesor, escribió el libro más importante sobre la inteligencia en el siglo XVI, Espías de Felipe II. Los servicios secretos del Imperio español.
R.- Hacía falta un libro así y fue un trabajo apasionante de dos amigos.
P.- Comparaban el espionaje de la Guerra Fría, tras la II Guerra Mundial, con el espionaje en la guerra fría del tiempo de Felipe II.
R.- El concepto lo inventó Don Juan Manuel en el siglo XIV: han existido muchas guerras frías desde entonces.
P.- Bueno, servicios secretos ha habido siempre. Ahora, a calderadas...
R.- El mundo siempre ha sido peligroso y hoy, quizás, más que nunca antes.
P.- Esta semana ha comenzado el juicio del 11-M. ¡Mucho secreto!
R.- Dudo que algún día se conozca todo lo que pasó y si quedan secretos nos pasarán factura.
P.- Usted hace nacer a Forcada en 1547, el año del nacimiento de Cervantes.
R.- Forcada es un personaje muy cervantino por lo humano.
P.- Don Juan de Forcada es, en realidad, don Martín López de Ayala, de noble cuna y con estudios en Alcalá.
R.- Su drama personal no se explicaría en un personaje más plebeyo.
P.- Nos recuerda a otro espía de aquel tiempo, también estudiado por usted, don Martín Vázquez de Acuña, que trató con el traidor Antonio Pérez.
R.- Forcada se inspira en algunas historias novelescas acerca de ese espía.
P.- Vamos, que su novela se acerca mucho a aquella realidad, con personajes históricos aquí y allá. Como el embajador de Felipe II en París, Don Bernardino de Mendoza, descendiente del Marqués de Santillana.
R.- Mendoza es una personalidad que merece una biografía en serio.
P.- Incluso saca al secretario personal de Mendoza, que tenía a su servicio desde que fue capitán en Flandes, Hans Oberholtzer.
R.- Era un hombre para todo, de una lealtad a toda prueba.
P.- También, a su correo especial, Herman Cartelegar, con cierto protagonismo en la novela.
R.- Con él y con Oberholtzer intenté dar vida a esos servidores de los que rara vez se ocupa la Historia.
P.- Así que su novela, novela histórica.
R.- Sí, aunque la novela histórica siempre encierra otra cosa: novela de aventuras, romántica, detectivesca, thriller...
P.- En la novela se citan datos que obran en el Archivo de Simancas...
R.- Pero son relativamente conocidos: la conspiración de Babington, el testamento de María Estuardo...
P.- ¿Cuánta novela histórica hay por hacer, verdad?
R.- En España ya se escriben muchas, pero nos faltan héroes novelescos.
P.- Se habla de memoria histórica, pero desconocemos nuestra Historia.
R.- Ahora nos hemos vuelto unos nuevos ricos que no queremos saber de dónde venimos, sobre todo si no es políticamente correcto...
P.- Usted juega con datos reales para hacer una ficción que pudo ser real.
R.- La ficción, a veces, puede ser tan creíble o más que lo real.
P.- En el núcleo duro de El secreto de la Reina Virgen, el enfrentamiento entre Isabel Tudor, Isabel I de Inglaterra, y Felipe II.
R.- Lo irónico es que Felipe II le salvó la vida a Isabel e incluso pudo haberse convertido en su marido.
P.- La novela la sitúa usted en 1586, epicentro de aquella guerra fría.
R.- Es una elección deliberada: todavía en ese año la victoria de España parecía posible, casi inevitable.
P.- Faltan dos años para el desastre de La Invencible, en el fatídico 1588.
R.- El fracaso, más que desastre, de La Invencible acarreó que esas esperanzas de victorias se esfumarán. Luego, todo se complicó.
P.- ¡Por cierto que usted es seguidor de la Selección Nacional de Fútbol y espera que algún día nuestros futbolistas venguen aquella afrenta!
R.- ¡Buena parte de nuestro masoquismo se aventaría ganando un mundial!
P.- El gol de Zarra fue sólo un aperitivo...
R.- Como ocurre en la guerra, una sola batalla ganada no da la victoria.
P.- En 1587, Isabel I acaba con María Estuardo, almendra de su novela...
R.- El destino pudo haber invertido los papeles...
P.- Parece que el espionaje español no estuvo entonces a la altura...
R.- En conjunto, lo estuvo más de lo que se ha supuesto.
P.- El embajador Mendoza gastó su propia fortuna en París, manteniendo a los católicos de Guisa y de la Estuardo, frente a Enrique IV y a la Tudor.
R.- Algunos nobles se dejaron su vida y su fortuna en el servicio al Rey.
P.- Un personaje real que también juega en su novela es el marino vasco Zubiaur, que pudo asesinar a Drake y a la propia Isabel... ¡Otra novela!
R.- No sólo por su labor de espía. Como marino, Zubiaur podría dejar mudo al Jack Aubrey de Patrick O'Brian.
P.- ¡Mucho vasco en esta España de Felipe II!
R.- Del secretario de Estado a los soldados de los tercios, los vascos servían a su rey. Eso no es raro: lo raro es buscarle tres pies al gato.
P.- Oiga, en ese Londres que describe no me saca a los cómicos: Burbage, Marlowe, Nashe... Entre los cueles había espías... ¡El propio Marlowe!
R.- Algunos sospechan que Marlowe simuló su muerte en una reyerta de espías para cambiar de nombre y convertirse ¡en Shakespeare!
P.- En El secreto de la Reina Virgen se retrata a Felipe II ante aquella «gigantesca roca de papeles» como un Sísifo. En El Escorial matritense.
R.- Es una descripción bastante exacta de la carga que llevó toda su vida.
P.- Sé que Carlos Carnicer ha gustado de Stevenson o Sábato. Pero en su Forcada se nota la influencia de Cervantes.
R.- Seguramente porque la humanidad arrolladora de Cervantes me pareció la clave de lo que era ser español en el siglo XVI.
P.- No voy a destripar la novela, que es de suspense, pero Forcada trata muy bien a la pérfida Isabel I. Como un caballero...
R.- Y del mismo modo, Isabel I trata a Forcada... como una reina.
P.- Hablando de suspense. Su Graham Greene y su Patricia Highsmith cómo conviven con su Cervantes. ¡Y el propio Hitchcock!
R.- Combinan bien en lo que yo buscaba: la intensidad en la narración.
P.- No le pregunto, por lo del suspense, por la segunda y tercera entrega de Forcada, que ya tiene escritas. La cuarta, que está escribiendo, ¿de qué va?
R.- Cuando la termine a lo mejor ya sabré de qué va...
P.- La mayor de sus hijas, esgrimista... ¡Sus mujeres, de armas tomar!
R.- Las mujeres siempre lo son, pero sin la bravuconería masculina.
P.- Su padre tenía como hobby encuadernar libros. Estamos en la era de internet. ¿El libro todavía es la mejor fábrica de sueños? ¿O son realidades?
R.- Los libros son como mágicos y los sueños nos atan a la realidad.
P.- ¿Y la Historia, profesor?
R.- La Historia es vivir otras vidas: es decir, vivir.