PARISA HAFEZI. Reuters/EL MUNDO
TEHERAN.-
Las fuerzas de seguridad iraníes detuvieron ayer a varios sospechosos tras la explosión de una bomba en el sureste del país, el pasado viernes. Así lo anunció la agencia semioficial Fars. Policías e insurgentes se enfrentaron tras la explosión de un artefacto en la escuela de la ciudad de Zahedan el viernes. La detonación no causó víctimas, según la agencia Fars.
«Algunos sospechosos de estar detrás del atentado han sido arrestados», declaró un funcionario militar local. «Los bandidos armados, en su nuevo crimen, detonaron una bomba y huyeron del lugar del atentado», señaló el gobernador de Zahedan, Hasán Ali Nuri.
Nuri vinculó el atentado a la «masiva participación popular en el funeral de las víctimas de la operación terrorista del miércoles». Ese día, un coche bomba detonó su carga explosiva contra un autobús de la Guardia Revolucionaria, un cuerpo de elite militar iraní. En ese atentado murieron 11 guardias y otros 31 resultaron heridos.
Un oscuro grupo suní que se hace llamar Jundalá (Soldados de Alá) reclamó la responsabilidad de este ataque. Irán lo relaciona con la red terrorista de Osama bin Laden y culpa a Jundalá de varios atentados que en el pasado han sacudido esta zona fronteriza con Pakistán y Afganistán, donde los problemas con los traficantes ilegales son comunes.
No está claro aún si esta misma organización se encuentra detrás de la explosión del viernes en la misma ciudad. Según la agencia Fars, cinco sospechosos arrestados el miércoles fueron acusados del atentado. Ayer fueron llevados ante un tribunal. «La Justicia revisó el caso de uno de los acusados. El juez dará su veredicto pronto», señala la misma fuente.
Acusaciones mutuas
Teherán acusa a Gran Bretaña y EEUU de apoyar a la organización rebelde suní -comunidad que es una minoría en la República Islámica- en un intento de desestabilizar el país. «Las organizaciones internacionales pueden enviar a sus representantes para investigar los informes que demuestran la implicación de EEUU y el Reino Unido en los atentados», sostenía Soltanali Mir, un alto funcionario local.
Por su parte, EEUU ha acusado a los grupos iraníes de estar implicados en la violencia sectaria en Irak. Las autoridades iraníes rechazan el argumento estadounidense y señalan que intenta crear una crisis en la República Islámica a través de fomentar las divisiones étnicas.
«Los artefactos explosivos y los arsenales [de armas] utilizados en Zahedan en la explosión del miércoles son de fabricación estadounidense», aseguró Mir. La reciente oleada de violencia en la provincia de Sistan-Baluchestan sigue paralela a los enfrentamientos vividos en Juzestan, provincia al suroeste del país y con ricos yacimientos de petróleo en la que vive una minoría árabe.
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