Domingo, 18 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6272.
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EMPRESAS
LOS CONSTRUCTORES ARRINCONAN AL CAPITAL VASCO EN IBERDROLA
El grupo ha vivido su semana más frenética en años. ACS ha ganado poder en la junta, Alicia Koplowitz ha reforzado su participación y BBVA ha salido para siempre del capital. Por
Juan T. Delgado

Toda reacción en cadena requiere un detonante. Iberdrola lo tuvo la tarde de un martes reciente, el 26 de septiembre de 2006. Contra todo pronóstico, Florentino Pérez dio la orden de adquirir un 10% de la eléctrica. El presidente de ACS accionó la espoleta y provocó una frenética sucesión de acontecimientos en la vida de la compañía liderada por Ignacio Sánchez Galán. Nada volverá a ser igual para la empresa con sede en Bilbao, donde el dinero procedente del ladrillo empieza a arrinconar al capital vasco.

Desde el mismo instante de su constitución, el 1 de noviembre de 1992, Iberdrola se convirtió en el orgullo del empresariado vasco. La compañía nació a consecuencia de la unión amistosa entre Hidroeléctrica Española e Iberduero. Gran parte de los activos aportados estaba afincada en la mitad sur del país (Comunicad Valenciana, Extremadura, Madrid y Castilla La Mancha). Y el centro de decisiones operativas tenía su domicilio en el barrio madrileño de Salamanca. Pero el País Vasco logró hacerse con la sede social -con la inyección de impuestos que ello conlleva- y sus banqueros se instalaron para quedarse en el capital.

La historia acumulada durante tres lustros -este año se cumplen 15 años de la fusión- se ha reescrito en cinco meses. Salvo la sede en Bilbao y la presencia de la BBK en el accionariado, todo es nuevo para Iberdrola. Desde la composición de su capital -cada vez más poblado de constructores- hasta su futuro estratégico, unido desde el próximo abril a Scottish Power. Y quién sabe si a otra eléctrica española -con raíces gallegas, para más señas- a medio plazo. Si Florentino Pérez se ha gastado más de 3.000 millones en acciones de Iberdrola es porque la operación abre las puertas a la fusión con Unión Fenosa, controlada por ACS.

Todos los movimientos que ha vivido Iberdola en los últimos meses son posteriores al aterrizaje de Florentino Pérez. El más sonado se produjo en noviembre, cuando Sánchez Galán cerró la compra del grupo británico. El resto se ha concentrado prácticamente en una semana, la que concluye hoy. En apenas dos días, ACS ha ganado poderes en Iberdrola, la Comisión Europea ha aprobado sin condiciones la absorción de Scottish Power, Alicia Koplowitz se ha metido de lleno en el accionariado y BBVA ha abandonado para siempre la compañía, dejando a la BBK como el único socio institucional vasco de referencia.

Semana de infarto para Sánchez Galán, que se ha topado con una resolución de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) mucho más benevolente con ACS de lo que esperaba. Florentino Pérez no podrá influir en la gestión ni en la estrategia, pero tendrá plenos derechos para votar en las juntas decisiones tan importantes como las ampliaciones de capital (vitales para acometer grandes operaciones corporativas).

Pese a la sucesión de acontecimientos, la dirección de Iberdrola mantiene la calma. La empresa va más allá y asegura que el detonante no es la transformación del capital, sino el proyecto iniciado en 2001, con la llegada de Galán. «Tras el fracaso de la fusión con Endesa, nos daban por vendidos a un extranjero», recuerdan desde la compañía. El ejecutivo salmantino estrenó un plan estratégico basado en el gas y las energías renovables que, a la larga, permitiría duplicar la capitalización bursátil de la eléctrica. «Hoy Iberdrola vale 31.000 millones y ha dado el gran salto europeo con la compra de Scottish», añaden en la empresa.

El próximo gran hito será el enlace oficial con el grupo británico, en primavera. A medio plazo, habrá otro cambio cargado de simbolismo. La nueva Iberdrola, cada vez más plural, abandonará el vetusto edificio de la calle Cardenal Gardoqui y ocupará la torre modernista de Abandoibarra, en el rincón más futurista e internacional de la ría de Bilbao.

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