JAVIER MEMBA
Varios Oscar a la mejor canción original y más de 400 millones de discos vendidos en todo el mundo a lo largo de su carrera avalaban a Ray Evans. Sin embargo, no hay duda de que la mayor gloria de este músico -fallecido el pasado viernes a consecuencia de un fallo cardiaco- fue que algunas de sus piezas, trascendiendo la banda sonora de la película para la que habían sido escritas, pasaran a integrar la banda sonora del siglo XX.
Ése fue el caso de Mona Lisa, merecedora de su segunda estatuilla en Hollywood, convertido en un delicioso clásico gracias a la voz de Nat King Cole. Idéntica fue la suerte de Qué será, será, concebida por Evans y su inseparable Jay Livingston para la segunda versión de El hombre que sabía demasiado, que Hitchcock dirigió en 1956. La canción, distinguida con el tercer Oscar que ganaron sus autores, en la voz de la dichosa Doris Day -su intérprete en la película- se convirtió en todo un clásico de la música lounge.
Nacido en la Salamanca neoyorquina, el joven Evans se trasladó a Pensilvania para matricularse en la Wharton School of Business. En ello estaba cuando conoció a otro estudiante que integraba un grupo de baile del centro: Jay Livingston. No tardó en surgir la amistad entre ambos y Evans también pasó a formar parte de aquel cuerpo de baile. Fue en aquella formación donde aprendió a tocar algunos instrumentos, si bien permaneció siempre como letrista. Tras unas primeras actuaciones ocasionales en nightclubs de Pensilvania, el ya tándem se trasladó a Nueva York. Corría el año 1937 y la edad de oro del Tin Pan Alley -música comercial asociada a Broadway- daba sus últimos estertores. Ello no fue óbice para que Evans y Livingston escribieran algunas piezas para Olsen & Johnson, acaso los más grandes productores del Broadway de aquellos días. G'bye Now fue su primer éxito de entonces, al igual que las canciones incluidas en Son's O Run, una de las grandes producciones de la cartelera del Broadway de entonces.
Fueron aquellos aplausos los que hicieron que la Paramount contratara a Evans y Livingston en 1945. En Hollywood trabaron amistad con Bob Hope. Para el humorista escribieron Buttons and Bows, incluida en El rostro pálido (Norman Z. McLeod, 1948), que fue merecedora de su primer Oscar.
Favoritos de Hitchcock, antes de encargarles el tema con el que Jo Mckena (Doris Day) llamaba desesperada la atención de su hijo en El hombre que sabía demasiado, el mago del suspense incluyó Mona Lisa en la banda sonora de La ventana indiscreta (1954).
De nuevo en Nueva York a partir de 1955, Evans y Livingston escribieron piezas para 16 episodios de Bonanza (1959-1972), entre otros hitos de la televisión de antaño, al igual que, hace apenas dos años, para uno de los Simpsons.
Ray Evans, compositor, nació en Salamanca (Nueva York, EEUU) y murió en Los Angeles el 16 de febrero de 2007 a los 92 años de edad.
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