JULIO MIRAVALLS
El 28 de febrero es el último día que los fabricantes e importadores de televisores de Estados Unidos estarán autorizados a distribuir aparatos que carezcan de sintonizador digital. El apagón analógico está previsto en EEUU para el 17 de febrero de 2009, pero sus legisladores aprietan las clavijas para que dentro de un par de años el parque doméstico de receptores ya esté actualizado.
En España el apagón será en 2010 y en la mayoría de los países europeos, entre 2008 y 2012. Lo menos previsible, al ritmo que cambia la tecnología, es cuál será para entonces el peso real de la TV como medio de difusión a través de las ondas hertzianas. Hay cambios tecnológicos que se superan a sí mismos sin llegar a nacer del todo, como le pasa a la alta definición (HD), que sirve de reclamo publicitario pero desde que se probó para los Juegos Olímpicos de Barcelona (¡hace 15 años!) no ha ido más allá de promesa o rareza, mientras evoluciona y se redefinen sus parámetros.
El ruido de fondo es ahora el de los métodos alternativos de transmisión, que plantean una nueva dimensión para la TV. La pasada semana coincidieron dos acontecimientos: la feria de telefonía de Barcelona, que ha puesto de largo el 3G con el gancho de la televisión en el móvil, y la transmisión en directo de un partido de fútbol a través de internet. No era la primera vez que se transmitía algo en directo por internet. Habitualmente se pueden ver en elmundo.es y otros sites las sesiones del Parlamento y cosas así, pero nunca antes había tenido la notoriedad del fútbol. Sus señorías, con perdón, a veces son broncos como futbolistas, pero también tienden a ser aburridillos y espesos.
Si el futuro de la TV va a estar en el teléfono móvil o en internet es cuestión discutible. Pero sobre todo mientras sea una cuestión de ancho de banda. Desde luego, no me imagino castigando con una pantallita de dos pulgadas a la vista cansada, esforzando la mirada en una superproducción de Hollywood, o un partido de mosquitos contra pulgones, que es más o menos como pueden lucir los futbolistas. Pero lo que sí parece más probable es que el futuro de la comunicación multimedia se acomode mucho a métodos de transmisión no sincrónicos. Es decir, sistemas personalizados en los que la información no se transmite a través de un tubo inflexible, idéntico para todos, siguiendo un orden inalterable y un horario establecido.
Ése es el campo de batalla. La televisión a través de internet (vale, y del móvil...) puede ofrecer transmisiones en vivo sin limitación geográfica (a todo el planeta), y también programación disponible para ser vista por cada espectador en el momento que lo desee y las veces que quiera, como ya se puede hacer en elmundo.es con el fútbol del fin de semana, sin que nadie tenga que tragarse 120 minutos de programa, un día y a una hora determinados, para poder ver los goles de su equipo.
La inmediatez, la accesibilidad y la permanencia son tres características de internet que hacen pensar que en el futuro próximo el apagón puede ser más que analógico.
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