LUIS ALEMANY
MADRID.-
Descubrimiento, iniciación, euforia, poder, dependencia, turbación, melancolía, orfandad... La sexualidad de los seres humanos atraviesa por distintas etapas vitales que, con suerte, se enredan en un sinuoso relato. A su manera, Arco (hoy, último día) tiene también una sexualidad representada en mil y una fotografías, vídeos y dibujos. Cualquier paseante puede zigzaguear entre stands para escribir la apasionada y, a veces, dolorosa biografía sexual de la feria.
Capítulo uno: el descubrimiento. El relato puede empezar colgado de las paredes de la Galería Antonio de Barnola, entre las mohosas y antiquísimas fotografías eróticas que Javier Pagola ha rescatado bajo el título C'est moi. ¿Un tesoro escondido entre los papeles del abuelo? Suficiente para que el modelo de Antonio O. C. explore en su cuerpo sin deshacerse de su cara de insoportable tedio adolescente (en el stand de la Galería T20).
Tras ese encontronazo casual llega el momento de la iniciación, festiva y arrogante. Así, al menos, la representa Ed Templeton en la sala de Tim van Laere. En una de sus paredes descansa un mosaico de imágenes que cuentan las aventuras de una pandilla de adolescentes, radiantes con su recién estrenada sexualidad. Los chicos de Templeton patinan, revientan el acné de sus caras, se emborrachan, sonríen mientras retratan sus genitales se besan, copulan, se enternecen... No muy lejos de allí, las muchachas del turco Nazif Topçuoglu posan melancólicamente abrazadas, vestidas con camisetas de rayas y rodeadas de libros de Marcel Proust. La tensión sexual es casi irrespirable.
En las caras de algunos de esos chicos se intuye un peligroso descubrimiento más: el sexo, además de un juego, a veces es poder. Ese hilo conduce a la galería de Olivia Arauna, donde el actor Nacho Vidal posa desnudo y acompañado de un muñeco infantil para la cámara de Martín Sastre. Su sonrisa expresa el triunfo y la impunidad del gran seductor.
Los demás tendrán que conformarse con menos. Así lo muestra el artista surcoreano In Sook Kim, autor de la fotografía Die Auktion I (en Heinz Holtmann): sobre una escalera gélida, una mujer desnuda se deja escrutar por un centenar de hombres vestidos con trajes caros. Aún peor lo tienen los travestis caraqueños que se prostituyen en la Avenida del Libertador y que bromean ante la cámara de Alexander Apóstol. «¡Soy Antonio Egea, rica, sensual y morena!» canta uno de ellos.
El tiempo, la soledad y, quizá, el desamor habrán de introducir el desencanto en sus vidas. Así ocurre con los modelos de Alberto García Alix que muestran orgullosos sus genitales pero que descubren el desgaste en sus miradas (en Juana de Aizpuru).
A algunos ni siquiera les queda ese orgullo. «Algo nuevo», suplica uno de los personajes del vídeo Pieza para orgía y fábrica que Diego del Pozo presenta en la Galería de Adora Calvo. «Algo de amor», parecen rogar los protagonistas de las fotos de Nan Goldin que se esconden en un rincón del stand de André Simoens. La aventura ha sido divertida pero termina con un gesto de tristeza.
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