MARCOS TORIO
PALMA. - No sonaron los clarines antes de que Miquel Barceló y el coreógrafo Josef Nadj fundieran sus manos con la arcilla del espectáculo Paso doble, interpretado ayer por primera vez en España en La Lonja de Palma de Mallorca, tras su éxito en el pasado Festival de Aviñón. Y no sonaron a pesar de que el artista pensó en incluirlos, pero rechazó explicitar los orígenes de su idea para un work in progress que nace y muere en el escenario.
La tauromaquia, la vida, la muerte, la tierra o el acto de creación surgen en 50 minutos de la voz de la arcilla, transformada a rodillazos, puñetazos y golpes con útiles de labranza por Barceló y Nadj.
El artista toreaba en casa y cerró su performance en directo con una cerrada ovación y los casi 400 asistentes en pie. El exorcismo demiúrgico recrea todo su universo personal y se va abriendo como una creación en vivo de su obra para la Catedral de Palma: peces, mejillones, vasijas, espinas o cebollas remiten al polémico mural -y los vitrales- que ha dividido a la Iglesia. «Todas las críticas me parecen muy respetables. Me alegro mucho de que no les guste. Se acostumbrarán a fuerza de verlo», declaró el artista antes de colocarse el mono de trabajo.
Un fragmento de un vitral no ha resistido el empuje del viento y, en menos de dos semanas, ha desdibujado su obra magna. A él no le preocupa: «La suerte de tener un artista vivo es que puede intervenir en su creación él mismo», aseguró con ironía.
Barceló quiso que Paso doble se representara en la Catedral paralelamente al estreno de su intervención artística, pero las necesidades técnicas obligaron a trasladarlo a La Lonja.
|