JAVIER EXPOSITO
El Alavés vivió ayer una sobremesa surrealista, en la línea habitual de los últimos años. El entrenador del conjunto vitoriano, Fabri, fue destituido por el dueño del club, Dimitry Piterman, una hora antes del comienzo del encuentro de Liga frente al Vecindario, el último de la tabla.
Ni que decir tiene que Piterman no quiso comentar las razones que le llevaron a tomar esa medida. Lo más sorprendente no fue la decisión en sí (Fabri se había hecho con el banquillo de Alavés apenas un mes antes, cuando sustituyó a Chuchi Gómez Cos), sino que Fabri se sentó en el banquillo para dirigir el encuentro. Pese a que le comunicaron su destitución oficial, el haberlo hecho sólo de forma verbal le obligó a seguir 90 minutos en el cargo, ya que fue advertido por sus asesores de que si no lo hacía podría correr riesgo el cobro del finiquito.
En esta línea surrealista, el Alavés logró su mejor triunfo de la temporada (5-1), así que a Piterman no le quedó otra que fichar de nuevo a Fabri, eso sí, «con menos atribuciones», según el mandatario. Todo en el plazo de tres horas.
Ésa fue la noticia de la tarde en Segunda. Por la mañana también la hubo. El Valladolid demostró su extraordinario momento de forma y remontó un 2-0 en contra en casa del Poli Ejido. Lo hizo en 25 minutos, a partir del tanto de Alvaro Rubio (minuto 66). El empate y el gol del triunfo fueron de Víctor.
El Numancia vuelve a soñar con el ascenso gracias a su victoria sobre el Málaga (que sigue su proceso de descomposición).
El Murcia mantiene su paso firme, y una semana más se lo debe a ese Antoñito que de forma incomprensible ha sido desperdiciado por la Primera División. El club de Jesús Samper acaricia el ascenso con las manos.
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