CARMEN REMIREZ DE GANUZA
MADRID.-
El PP no se arrepiente de haber apoyado el Estatuto de Andalucía pese a su bajísimo refrendo. O eso es lo que transmitió Soraya Sáenz de Santamaría, que es quien dio la cara ayer en una desangelada sede nacional de la calle Génova de Madrid a la que sólo acudió -sin que se le viera- el secretario general del partido, Angel Acebes.
El papelón de la dirigente popular venía dado por dos imponderables: el primero, la polémica interna que el apoyo a este Estatuto y a su referencia a la 'realidad nacional' generó en el seno del partido; el segundo, las propias manifestaciones del presidente del PP, Mariano Rajoy, del pasado mes de junio, cuando tildó de «fracaso» el referéndum del Estatuto de Cataluña porque «sólo dos de cada tres catalanes lo han apoyado».
Pese a que ayer sólo uno de cada tres andaluces apoyó su propia reforma estatutaria, la responsable de política territorial del PP eludió hablar de «fracaso», excepto para elogiar la «paternidad responsable» del presidente de la Junta, Manuel Chaves, por haber «asumido» dicho fracaso en rueda de prensa. «Cuando el reo confiesa...», dijo Sáenz de Santamaría, quien, no obstante, prefirió analizar la muy alta abstención no en clave de fracaso sino de «problema de diagnóstico» por parte del PSOE.
Tal como hizo minutos antes el propio presidente del PP andaluz, Javier Arenas desde Sevilla -ambos dirigentes coordinaron cuidadosamente sus mensajes- la dirigente popular instó a los «impulsores y promotores del Estatuto», o sea, a los socialistas, a hacer una «reflexión profunda» sobre el error que les llevó a priorizar esta reforma estatutaria. «Es una gran lección», dijo Arenas, de que «no se pueden poner en marcha reformas que no son pedidas por los ciudadanos».
Por su parte, y una vez aparcadas las culpas en el campo del PSOE y de los Gobiernos de Zapatero y de Chaves, los populares reivindicaron su propia estrategia. «Desde el PP valoramos con satisfacción la responsabilidad del trabajo bien hecho», declaró Sáenz de Santamaría, quien subrayó la «coherencia» del PP y el que el Estatuto sea «constitucional» y fruto del «consenso». Ésa, dijo, es la principal «diferencia» entre el Estatuto de Andalucía y el de Cataluña.
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