Para comer: Mollejas, croquetas, ensaladilla, gambas, embutidos, tortilla y tarta. Y para beber: refrescos, cerveza y sangría, mucha sangría. Todo gratis, lo que no era óbice para que personas de considerable edad hicieran esfuerzos indecibles por comerse la fruta que se quedaba pegada en el fondo del vaso de plástico.

Quizá lo hacían para «combatir el colesterol», como le confesaba Puñi a su entusiasta amiga. Con eso de que la cubertería era desechable, cada pocos minutos el suelo se quedaba lleno de basura, como si de un botellón se tratara, aunque en este caso la mayor parte de los fiesteros tuvieran más de 60 años. Menos mal que un integrante de la organización arrastraba un contenedor en el que metía la mayoría de los desperdicios.

Todos los camareros provisionales, ajetreados tras una gran mesa de madera, lucían la mejor de las sonrisas y camisetas negras con el eslogan «Metro en La Elipa ¡Sí que flipa!». Estas prendas también estaban a la venta junto a varias pancartas que recordaban todo lo que costó conseguir lo que ahora celebraban.

Los paneles con recortes de periódicos permitían a los progenitores presumir ante sus retoños, señalando su participación en aquella manifestación en la que medio barrio salió disfrazado de Metrobús. O en aquella otra en la que construyeron un dragón que simbolizaba el parque en el que querían que acabase la estación, que al final cayó en la avenida Marqués de Corbera. La nostalgia también hizo acto de presencia en forma del atrezzo que se utilizó para dar color a las protestas pasadas. No faltó a la fiesta el logotipo del Metro sonriente ni el convoy de tela, que ahora pide un Centro de Salud. Para que nadie se olvidara a quién estaba dedicada la celebración, un cartel colocado junto a la big band se metía con Esperanza Aguirre y Gallardón. «Treinta años esperando y ahora vienen a hacerse la foto ¡Ya les vale!», rezaba el cartel con la foto de los dos dirigentes. Bajo la imagen se resaltaba un «Tú eres el protagonista, el mérito es tuyo», en referencia a los felices vecinos. Después de la comida, la gente entraba en la estación. No funcionaban todas las escaleras mecánicas. El ascensor lo hacía a ratos. Pero los usuarios estaban encantados con un mural Homenaje a la figura de la mujer, con citas y pinturas de los mejores pensadores y pintores de la Historia.

L. B. B.

Desde que abriera sus puertas el pasado viernes día 16 de febrero, la estación de Metro de La Elipa ha sido utilizada por 25.000 personas en dos días, todo un «récord de usuarios» según la Comunidad de Madrid. Desde el Gobierno regional se asegura que «la llegada del suburbano ha dado respuesta a una demanda histórica del barrio y, a pesar de las dificultades técnicas que presentaba el proyecto, se han podido cumplir los plazos de obra y realizar la prolongación de la línea 2 de Ventas a La Elipa en dos años».

Los 25.000 usuarios que han utilizado los accesos de entrada y salida superan a la población del barrio, cifrada en 20.000 personas. El presupuesto total de las obras ha sido de 95 millones de euros. Los 1,6 kilómetros del túnel nuevo se han horadado por el método tradicional, sin utilizar tuneladora. También se ha intentado no alterar ninguno de los servicios que disfruta el barrio, como el colector situado en el parque de la avenida Marqués de Corbera. A La Elipa llega la Línea 2, que cuenta con 16 paradas. La duración media del trayecto desde La Elipa a Cuatro Caminos es de 28 minutos.