Lunes, 19 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6273.
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 MUNDO
El príncipe Enrique de Inglaterra irá a la Guerra de Irak el próximo mes de mayo
El hijo menor de Carlos y Lady Di será destinado al cuartel general británico al sur del país árabe
FERNANDO MAS. Corresponsal

LONDRES.- El próximo mes de mayo un batallón de los míticos Blues and Royals del Ejército británico partirá en misión de guerra hacia Irak. Entre los soldados, un miembro de la realeza: el príncipe Enrique. Sí, el hijo menor de Carlos de Gales y la malograda Lady Di; ese tan dado a disfrazarse con un uniforme nazi en las fiestas a las que asiste con asiduidad.

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Meses de especulaciones, de dudas de análisis entre el Ministerio de Defensa, el Ejército y Clarence House -residencia oficial del heredero a la Corona- parece que terminarán esta misma semana o como mucho la siguiente cuando el Gobierno anuncie que el príncipe Enrique, conocido entre las tropas como Cornet Wales, irá a la guerra.

Será la segunda vez en 25 años en que un miembro de la familia real británica participe en un conflicto bélico. El último en ser enviado al frente fue el hermano de Carlos de Inglaterra, el príncipe Andrés, quien participó en la Guerra de Las Malvinas, de cuyo comienzo se cumple el próximo 2 de abril el vigésimoquinto aniversario.

Enrique tiene 22 años y ha hecho un duro entrenamiento en la academia de Sandhurst, a la que accedió gracias a que en el prestigioso colegio de Eton le retocaron, según denunció una profesora, Sarah Forsyth, las calificaciones para que pudiera ser admitido. De esto ya hace dos años. El príncipe díscolo acudió a ese prestigiosísimo recinto militar en mayo de 2005. Después llegaría a entrar allí su hermano Guillermo.

El año pasado el segundo hijo de Carlos y Diana concedió una entrevista. Además de declarar que le encantaba Camilla Parker Bowles, la actual esposa de su padre, y que se arrepentía de haberse puesto como disfraz un uniforme nazi, le preguntaron cómo reaccionaría si a su grupo de los Blues and Royals lo destinaran a Irak. Su respuesta fue contundente: «No he ido a Sandhurst para entrenarme y luego quedarme sentado en casa mientras mis compañeros están ahí fuera luchando por su país. Puede sonar patriótico, pero es la verdad».

Una vez que parece tomada la decisión, una vez que todas las partes parecen estar de acuerdo, ahora sólo queda saber qué misión se le dará a Enrique. No parece, en este caso, que vaya a ser expuesto al fuego enemigo, aunque nadie esté a salvo en una guerra ni siquiera en la retaguardia.

Lo más probable es que sea destinado al cuartel general británico en el sur de Irak, probablemente en la provincia de Maysan, donde la situación es muy peligrosa, durante seis meses. No hay muchas posibilidades de que lo vayan a enviar a patrullar la frontera con Irán, como sí le tocará al grueso de su grupo. Pero esa decisión, una vez que se ha adoptado la de destinarlo al Golfo, corresponde sólo a sus superiores.

Entre los mandos militares hay quienes temen que la insurgencia se plantee como un reto abatir al príncipe Enrique. Literalmente, hablan de que puede ser considerado un «trofeo». Un mando del Ejército citao por The Sunday Times advertía: «El problema es que aunque todos quieren ver cómo va [a la guerra], su presencia, patente, puede atraer la atención e incrementar el riesgo para todos y para él mismo».

Y, por otra parte, ¿cuál es el futuro de su hermano Guillermo? Es el heredero directo al trono tras su padre y hay que protegerlo. Así de claro. Esa es la razón por la que, aunque insista, no irá a la Guerra. «No quiero ser un niño mimado y protegido entre algodones; quiero ir donde mis hombres vayan, quiero hacer lo que ellos hagan», dijo el año pasado. No parece que vaya a tener muchas opciones.

La explicación es sencilla y responde también a que en 1982 fuera Andrés y no Carlos a la Guerra de Las Malvinas. Hay que proteger al heredero al trono a toda costa, un rey no puede caer en combate. Así pasó entonces y así ocurrirá ahora.

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