RUBÉN AMON. Corresponsal
PARIS.-
La campaña de Ségolène Royal no funciona. Hasta ayer era una evidencia nacional e internacional. Desde ayer, en cambio, es una convicción personal y pública de la propia candidata socialista. Hasta el extremo de que ha anunciado solemnemente una nueva estrategia y un nuevo gabinete.
Se trata de responder a la crisis de credibilidad y al deterioro de su carisma. Mucho más cuando los últimos sondeos conceden 10 puntos de ventaja a Sarkozy y redundan en la sensación de arbitrariedad con que viaja el autobús de la aspirante al Elíseo.
«Tenemos que salir de la autogestión. Hay que reponer la jerarquía», explicaba madame Royal a la emisora France Info. «Hace falta una nueva organización, un equipo más completo y mejor estructurado».
La incertidumbre de Ségolène llama la atención porque se produce una semana después de su discurso programático. Decían los socialistas que el 11 de febrero iba a funcionar como una maniobra de resurrección plebiscitaria, pero las expectativas se han relativizado sospechosamente con el paso de las horas.
Sirva como ejemplo la dimisión del arquitecto económico de la campaña socialista, Eric Besson, constreñido a la retirada porque le resultaba imposible conciliar las promesas de Ségolène Royal con las coordenadas y la deuda objetiva de las arcas francesas.
El contratiempo puso de manifiesto la división del acuartelamiento socialista. No consigue la Zapatera imponerse en el partido. Tampoco logra atraer al sustrato intelectual ni evitar que los filósofos sesentayochistas hayan decidido alistarse coralmente en el ejército de Nicolas Sarkozy.
La reacción radiofónica de Ségolène podría adquirir cuerpo el jueves. Sería entonces cuando se presentaría la nueva escuadra electoral remozada, aunque la candidata tiene que sobreponerse con anterioridad al desafío que supone medirse con 100 compatriotas en un plató de televisión.
Hablamos de Tengo una pregunta para usted, sobrenombre de la transmisión prevista esta noche en horario de máxima audiencia y de consecuencias imprevisibles porque los ciudadanos invitados al programa no tienen que ajustarse a unas preguntas ni a un guión.
Nicolas Sarkozy superó el desafío hace dos semanas. ¿Conseguirá emularle Ségolène Royal? En caso negativo de poco va a servirle la renovación de su equipo político. En caso positivo podrían recortarse las distancias con el candidato del partido gubernamental (UMP) a dos meses de los comicios.
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