LAURA FERNANDEZ
BARCELONA.-
Hubo un tiempo y un lugar en el que maridos y mujeres se espiaban los unos a los otros. En esa época y en ese lugar se sitúa la única de las 13 novelas de Hans Werner Kettenbach que ha llegado a España: La venganza de David (Acantilado), protagonizada por un profesor de instituto paranoico, que se siente amenazado por la alargada sombra de su antiguo intérprete, un georgiano llamado David, que se presenta de repente en su casa sin motivo aparente. El profesor está convencido de que ha venido a vengarse por el flirteo que éste tuvo con su mujer. Pero, en una presunta novela negra, nada es lo que parece. Y Kettenbach es un autor de novela negra, según dicen.
«Me sorprende que sigan considerándome autor negro, cuando la única novela negra que he escrito fue la primera. El resto no tienen nada que ver con el género negro», dice. Kettenbach publicó su primera novela con 50 años. Hasta entonces había sido guionista televisivo y periodista político. Le echó un vistazo a las bases de un premio llamado La Mejor Novela Negra No Publicada y decidió probar suerte. En dos semanas escribió la novela ganadora. De ahí la fama de escritor negro que arrastra.
La sospecha de que David Ninochvili, el intérprete georgiano, quiere vengarse del coqueteo con su mujer, pone en entredicho la moral del protagonista, que hasta el momento ha sido un maestro en exceso preocupado por inculcar buenas costumbres a sus alumnos.«Es una situación que me gusta mucho. Poner a prueba moralmente a un personaje me fascina. Descubrir que lo criminal está en todos nosotros. Todos hemos tenido malas intenciones y sabemos que los demás también», dice el escritor.
El papel de la Historia
Por eso y por la psicosis en que la Guerra Fría sumió al mundo, Christian Kestner, el protagonista, llega a sospechar que su propia esposa, una abogada de éxito, podría estar vinculada con el KGB (la policía secreta soviética). «Por supuesto que puede extrapolarse esta situación a la relación que mantiene Occidente con el resto del mundo. Se teme al diferente. Hay algo inquietante en el otro. Ese miedo juega un papel muy importante», dice el autor, que recogió gran parte de su experiencia periodística en esta novela. De manera que, en su momento, fue de una actualidad aplastante (la novela se publicó originalmente en 1994).
Acababa de caer el Muro de Berlín y desaparecer la República Democrática Alemana (RDA), esa en la que maridos y mujeres se espiaban entre sí. «El protagonista otorga a la Historia un papel fundamental, pero no le ayuda porque no consigue aprender nada de ella», dice Kettenbach. Como le ha ocurrido a la Humanidad, según cree. «No estoy seguro de que el fascismo esté más lejos que en otras épocas. El fascismo está presente en todos nosotros.Hay un fascismo latente, como es evidente que hay un antisemitismo latente», sentencia.
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