Un soldado atraviesa una carretera en Irak. Se escuchan sus pasos, el llanto de un niño a lo lejos, sirenas de ambulancias, el ladrido de un perro. El soldado continúa avanzando. Hay una explosión y disparos mientras suena de fondo música árabe. Un helicóptero sobrevuela la escena. Nuevas explosiones. Huele a plástico ardiendo.
La descripción no corresponde a un documental sobre la guerra de Irak, sino a una simulación diseñada por especialistas en realidad virtual del Instituto de Tecnologías Creativas de la Universidad de Southern California.
El proyecto, parte de una iniciativa impulsada por la Oficina de Investigación Naval de EEUU, está diseñado para que los soldados que vuelven de Irak con estrés postraumático revivan de nuevo las emociones que no logran procesar y les producen el trastorno.
Una de las formas de abordar el estrés postraumático es colocar de nuevo al paciente ante la situación que lo atenaza. Pero eso no es posible en situaciones extremas, como en conflictos bélicos. Se estima que alrededor del 15% de los soldados destinados en Irak sufre el trastorno. La realidad virtual puede ofrecer una nueva vía para su tratamiento.
Vibración en el asiento
Con unas gafas, un casco y unos guantes especiales, la inmersión en la escena es completa. Las explosiones producen una vibración en el asiento donde se sitúa el paciente, un paso más allá en la utilización de recursos propios de la industria de los videojuegos. Los olores se recrean a partir de ocho elementos. El soldado huele de nuevo la pólvora, las especias de la comida local, el cordero a la brasa. También el olor corporal en situaciones de estrés.
«No es una terapia pasiva en la que los soldados se sientan y se exponen a escenas de guerra», dijo Albert Rizzo, de la Universidad de Southern California, en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), que concluye hoy en San Francisco. «Desde 2005 la Oficina de Investigación Naval de EEUU financia la investigación de programas de tratamiento mediante realidad virtual. El presupuesto es de más de tres millones de euros, que permiten cubrir los proyectos de varias universidades.
Revivir escenas
El tratamiento diseñado por los especialistas consiste en dos sesiones a la semana de hora y media. Entre ellas, los soldados escuchan la descripción que hicieron de sus sensaciones cuando estaban inmersos en la realidad virtual. En ocasiones, la experiencia permite que afloren situaciones que los afectados no lograban formular o que ni siquiera pensaban haberlas vivido.
La terapia empieza con escenas cotidianas de la guerra. «Con el transcurso de las sesiones hacemos que los soldados se vayan exponiendo a sus recuerdos traumáticos», dice el especialista. Lo hacen con cuidado, gradualmente, para que el choque no sea excesivo. La acción se desarrolla poco a poco. Parece un videojuego de última generación.
Pero, ¿funciona el tratamiento? Uno de los objetivos del programa es evaluarlo clínicamente con la colaboración de varios hospitales. De momento, el Weill Cornell Medical College de Nueva York está probando el sistema en testigos directos del atentado terrorista del 11 de septiembre.
Hay otras experiencias similares en marcha. El Instituto Nacional de Salud Mental de EEUU financia un trabajo que combina realidad virtual con la administración de un fármaco para tratar el miedo a las alturas. El objetivo es tratar a 150 personas con estrés postraumático.