ANTONIO LUCAS
MADRID.-
El puente entre la poesía francesa y española se ha ido difuminando. Las últimas huellas firmes que se encuentran de aquel vis-à-vis se debe a la influencia de algunos hispanistas entusiastas como fue Claude Esteban. Son ellos los que han mantenido el rescoldo de lo que un día fue una hoguera.
Después del fervor de las vanguardias históricas y casi olvidados los meses de la Alianza de Escritores Antifascistas en Valencia, aquella relación literaria fue perdiendo compás. Recuperarla no con afán arqueológico, sino con esa voluntad vitamínica de lo que debe ser puesto en pie, el Instituto Francés de Madrid y el Cervantes de París han trazado al alimón un programa con el que recuperar lazos, vínculos, diálogo.
El congreso comienza mañana en Madrid, a las 19.00 horas en la sede del Instituto Francés, con Antonio Gamoneda de anfitrión y tres grandes poetas galos: Michel Deguy, Régine Detambel y Gérard Noiret. El programa combinado continuará los días 21 y 22 de marzo en París con Yves Bonnefoy (el más hondo de los poetas franceses vivos) junto a Luisa Castro, Luis Antonio de Villena y Juan Carlos Marset.
«La idea es restaurar una relación literaria que fue muy fructífera y hacerlo desde la poesía», comenta José Jiménez, director de la sede del Cervantes en la capital francesa. «Esta aventura está repartida en nueve encuentros -repartidos hasta octubre- entre una ciudad y otra, que culminará en 2008 con un gran congreso literario en París».
Nómina de lujo
Entre los poetas que participan en estas jornadas destacan José Manuel Caballero Bonald, Michel Butor, Philippe Beck, Luis Alberto de Cuenca, Sylvie Durbec, Clara Janés, Jacques Roubaud y Alvaro Valverde, entre otros.
«Es un acontecimiento excepcional», subraya la directora del Instituto Francés en Madrid, Martine Segonds-Bauer. «Todo el programa y los aspectos esenciales del debate se han trazado tras estudiar un amplio cuestionario en el que han intervenido hasta ahora más de 150 poetas de un lado y del otro. Es el momento de darle a la poesía el valor renovado que tiene». Las jornadas siguen la misma estructura. El primer día se ofrece una lectura de los poetas y el segundo se abre una mesa de diálogo.
La funesta llegada de la Guerra Civil y el exilio forzado de cientos de intelectuales estableció un marco de convivencia común con Francia. A ello se sumó la presencia voluntaria de grandes artistas españoles en los mejores años de París: Picasso, Dalí, Buñuel... Así como la cercanía posterior que otros artistas galos sintieron por España, como es el caso de André Malraux y Jean Cocteau. Entonces se hablaba en Europa el lenguaje de la modernidad. Y había un cruce de expectativas, de palabras. Eso es lo que hoy se quiere recuperar.
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