Martes, 20 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6274.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho (Isaac Asimov)
 CULTURA
W. H. Auden, la extrañeza como impulso
El Reino Unido reedita algunos de sus libros y celebra la memoria de uno de sus autores esenciales con motivo del centenario de su nacimiento, que se celebra mañana
FERNANDO MAS. Corresponsal

LONDRES.- No hace más de un año, Jacob Behymer-Smith, un muchacho de 14 años de Reno, Nevada (EEUU), se levantó en clase y empezó a recitar los versos de un poema. Su pofesor lo mandó callar. Las palabras que pronunciaba eran poco menos que obscenas, irreverentes. El chico repetía una tras otra las líneas de The more loving one, de W. H. Auden.

Publicidad
Es genial ver cómo aún hoy un chico de Reno es reprendido más por recitar palabras escritas por un homosexual confeso que por el contenido del poema, ingenuo, lleno de verdades. Un homosexual marcado por ello; reprendido, asustado, culpado, estigmatizado y al final, liberado. Por sí mismo. Por el sentido común.

En la vida de Auden pueden buscarse los episodios más curiosos, los más extravagantes, los más contradictorios, si se quiere. Pero nada se entenderá sin sus huidas. Su huida a Berlín en el otoño de 1928. O su huida a Estados Unidos tras el estallido de la II Guerra Mundial. Esta última de la mano de Christopher Isherwood, uno de los integrantes del grupo de intelectuales de izquierda del que Auden formó parte.

Son momentos básicos para entender a un hombre que, atormentado, fue capaz de someterse a sesiones de psicoanálisis para -pensamientos de antaño- curar su homosexualidad. Más aún cuando, llamado por el fervor de la guerra, por la necesidad de defender ideas que ya había tratado de defender en España durante la Guerra Civil -donde condujo ambulancias para ayudar a la República-, trató de alistarse en el ejército americano y lo rechazaron. Por homosexual. Una frustración hasta que murió, en Viena, en 1973.

Que mañana se cumplan 100 años del nacimiento del poeta inglés podría no ser más que una fecha por la que pasar de largo. Que se reediten colecciones enteras con sus obras, que la televisión y la radio públicas del Reino Unido rescaten viejas entrevistas con él o que, sí, Carla Bruni se sirva de sus textos para llegar al número uno de las listas en Francia y en Alemania, no son más que anécdotas que permiten revisar, que invitan a volver, a recordar a un poeta, dramaturgo, crítico que los medios británicos colocan sin duda en la cumbre de la literatura nacional.

Auden pertenece a esa generación de grandiosos escritores británicos del siglo XX que armó su obra en los años 30, en una juventud envidiable donde fue capaz de parir los elementos de sus Juvenalia, esos poemas creados durante los seis años (1922-1928) previos a su salida del Reino Unido.

En esos textos se asienta ya «una técnica virtuosa que bordea lo mágico y que cuestiona intelectualmente las creencias más desafiantes del siglo», dejó escrito no hace muchos días en The Observer Katherine Bucknell, quien en 1994 se encargara de reeditar Juvenalia.

Quizá el Reino Unido ande volcado estos días en la celebración del centenario de su nacimiento -York, 21 de febrero de 1907- por recuperar como propio a un escritor que en 1946, tras varios años asentado en Estados Unidos, tomó como suya la nacionalidad estadounidense.

Eso fue después de refugiarse en Berlín en el otoño de 1928. Seguro que en ese huir de Gran Bretaña hacia la ciudad alemana no hay mucha más intención que buscar un ambiente permisivo, incluso comprometido, menos cerrado e hipócrita con los homosexuales. Esa libertad se respiraba en la Alemania de aquellos años, previa a la ascensión nazi en 1933. No en las islas Británicas.

Tras nueves meses en Berlín, Auden volvió a casa y buscó a alguien que le editara su primer libro, Poems. Lo encontró. Curioso, pero fue Faber&Faber, la editorial de T. S. Eliot, quien los acogió. Y Eliot, parece, fue quien aprobó la edición.

Circunstancias de la vida, acaso. Y la de W. H. Auden lo fue de cambios, de decisiones drásticas, de meditaciones largas pero de giros sobre la marcha.

Las influencias paternas, se puede sugerir, lo llevaron por un camino equivocado del que se dio cuenta a tiempo. «Las palabras me excitan como una historia pornográfica; me excitan más que cualquier persona», dejó dicho.

No se sabrá, pero es fácil intuir que sí, que fue ésa la razón por la que cambió la Biología por la Filología cuando ya estaba enfilado por un sendero que lo alejaba de las letras y lo acercaba a la Naturaleza.

Podrá discutirse sobre sus obras de teatro, o incluso sobre sus textos críticos -algunos de los cuales fueron encontrados años después de su muerte en Viena-, o sobre el resto de su obra poética.

Pero «la punta del iceberg que escondía su inmenso talento», se lee estos días en los periódicos de Londres, «se encuentra en ese compendio de poemas». Auden tenía, pues, 21 años cuando su pluma terminó de escupir esos versos admirados y que el movimiento gay encumbró aún más cuando se supo de la homosexualidad de su autor. Tenía apenas 15 cuando empezó a crearlos.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
 publicidad
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad