Si Frank Rijkaard y Rafa Benítez se decidieran a publicar un manual sobre cómo no preparar un partido de fútbol, ambos podrían escribir sesudos capítulos con lo que les ha tocado afrontar en las últimas semanas.
El brote de verborrea de la pasada semana de Eto'o, que calificó de «mala persona» a Rijkaard, aseguró que Ronaldinho «echa mierda en los compañeros» y afirmó que el barcelonismo estaba dividido, que se saldó con el camerunés fuera de la convocatoria para Valencia, un buen número de especulaciones sobre la autoridad de Rijkaard y su futuro y una derrota en Mestalla, no ha sido la única convulsión que se ha vivido en el vestuario de los dos últimos campeones de Europa antes de que mañana se vean las caras en el Camp Nou.
La prensa inglesa se ha hecho eco del tragicómico episodio protagonizado por los futbolistas del Liverpool en la noche del viernes, cuando salieron a un karaoke del complejo hotelero donde han estado concentrados preparando los octavos de final de la Champions League. Pese a que las versiones difieren, parece que el temperamental Craig Bellamy se las tuvo con Riise cuando éste se negó a cantar Angels, de Robbie Williams. La disputa entre ambos llegó al extremo, según algunas informaciones, de que Bellamy golpeó en las piernas con un palo de golf al lateral noruego.
El aquelarre vino acompañado, además, de una generosa ingesta de alcohol por algunos jugadores del equipo, que habrían ocasionado destrozos en coches y mobiliario urbano del hotel, emplazado en el Vale do Lobo. De esa manera terminó el retiro espiritual impuesto por Benítez a sus hombres, que llevaban cinco días concentrados en Portugal. «Habrá sanciones para algunos de ellos», han asegurado desde el club inglés. En las quinielas están Bellamy, Riise, Dudek, Fowler y Pennant.
Bellamy, que podría ser multado con 120.000 euros, ha protagonizado otros escándalos similares a lo largo de su carrera. En su etapa en el Newcastle fue expulsado de una concentración en Marbella por su conducta, ha sido dos veces sancionado por propinar cabezazos a Tiberiu Ghioane (Dinamo de Kiev) y, cómo no, al interista Materazzi. En su currículo figura también el lanzamiento de una silla al segundo entrenador del Newcastle en un aeropuerto, una pelea a puñetazos con el entrenador, Souness, y el envío de mensajes de texto ofensivos a Shearer, por entonces capitán del equipo.
El vestuario del Barça, mientras, parece haber encontrado la calma. Además, después de que el central Lilian Thuram recibiera ayer el alta médica, Rijkaard puede contar con la plantilla al completo, algo que no ocurría desde el pasado mes de septiembre. Thuram tiene todos los números para ocupar un puesto en el centro de la zaga, por lo que Edmilson quedaría relegado al banquillo.
Zambrotta, por otro lado, se mostró convencido de que «un 1-0 estaría bien» para afrontar el partido de vuelta en el estadio de Anfield, y apeló a la «mentalidad». «Es muy difícil jugarles en su casa, es muy importante aprovechar el partido del Camp Nou», aclaró.