El proyecto de Repsol YPF y Shell de explotación de gas natural licuado en Irán en asociación con el Estado de ese país está provocando inquietud en el Gobierno de Estados Unidos.
El embajador estadounidense en Madrid, Eduardo Aguirre, lo califica de «muy delicado» y recuerda la necesidad de someter a presión internacional al régimen iraní para que no continúe con su programa nuclear de enriquecimiento de uranio.
«La Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y China en conjunto han acordado que van a hacer todo lo posible por demostrarle a Irán su seriedad para que deje atrás esos deseos de proliferación nuclear y se enfoque hacia otras cosas. Así que no quisiéramos ver a ningún país que actúe de cuña rompiendo este acuerdo compacto que tenemos», afirma el diplomático, que acudió la semana pasada a el FORO de EL MUNDO.
El diplomático, que cuenta con relación personal directa con el presidente de EEUU, George W. Bush, recuerda que quien invierta actualmente en Irán, en el sector energético, violará una resolución de la ONU y la legislación estadounidense.
«Acuerdo preliminar»
«La resolución 1.737 incluye medidas económicas y establece, a grandes rasgos, que no se deben hacer negocios con Irán. Además, se mantiene en vigor en los Estados Unidos la Iran Sanction Act (ISA) que indica que nada bueno espera a cualquier compañía que invierta más 40 millones de dólares en Irán», manifiesta con ironía. El proyecto de Repsol YPF y Shell implica una inversión próxima a los 4.000 millones de euros.
La resolución 1.737 fue aprobada el pasado 23 de diciembre por el Consejo de Seguridad de la ONU y la ISA, en vigor desde 1996, excluye a las empresas que la infrinjan de poder operar en el mercado estadounidense.
Aguirre asegura, no obstante, que confía en que la petrolera hispanoargentina y la angloholandesa Shell no acometan proyectos en este momento y aguarden a que la presión internacional dé sus frutos. Pero, vista la resistencia mostrada hasta ahora por el régimen de Teherán no es seguro que el calendario encaje.
El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, tiene aún dos años al menos por delante en el cargo y las petroleras tendrán que tomar una decisión antes. «Disponemos hasta final de año para tomar una decisión», señalan fuentes oficiales de Repsol YPF. El primer trimestre de 2008 es el plazo límite previsto.
No obstante, en Repsol YPF subrayan que, «lo firmado hasta ahora es un acuerdo preliminar», por lo que descartan que la empresa haya concretado ningún proyecto que pueda preocupar a Estados Unidos o a la Comunidad Internacional.
El acuerdo fue firmado en Teherán el pasado día 27 de enero y el representante de Repsol YPF fue Nemesio Fernández Cuesta, director general del grupo. Se trató de un paso más en un plan que viene estudiándose desde la época en que Alfonso Cortina era presidente de la petrolera. Su sucesor, Antoni Brufau, no ha ocultado en público la importancia de este proyecto, que puede situar a Irán como un importante proveedor de gas natural licuado como alternativa al que llega por gaseoductos.
El proyecto se denomina Persian LNG y, según un comunicado de la petrolera estatal iraní NIOC -ni Repsol YPF ni Shell han emitido comunicado oficial alguno-, ésta tendrá el 50% de las acciones, mientras que las dos petroleras occidentales ostentarán el 25% cada una. La planta contará con dos trenes de licuación de gas de 8,1 millones de toneladas anuales cada uno y estará situado en la isla iraní de Tombak, en el Golfo Pérsico, frente a Qatar. Su destino serán «los mercados europeos y asiáticos», según el comunicado de la empresa estatal.
También en Cuba y Venezuela
Sean McCormack, portavoz del Departamento de Estado de EEUU, lanzó hace tres semanas la primera advertencia de que se investigaría el plan de Repsol YPF y Shell, aunque de momento no ha dado lugar a ningún procedimiento en Washington, puesto que no pasa por ahora de ser un acuerdo de intenciones.
No obstante, Repsol YPF es un viejo conocido del Departamento de Estado, puesto que también ha llegado a hacer prospecciones -sin éxito por ahora- en Cuba, pese a la Ley Helms Burton, y es uno de los primeros grupos que aceptaron el nuevo esquema de asociación impuesto por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
El grupo con sede en Madrid es también uno de los más veteranos en Libia, aunque este país ya no es objeto de atención prioritaria de Washington tras aceptar someterse a acuerdos internacionales.
Para Repsol YPF cualquier sanción estadounidense tendría poco efecto en sus cuentas, más allá del simbólico -nada desdeñable-, dada su mínima implantación en el mercado estadounidense. Shell no puede decir lo mismo, por eso mide sus pasos en Irán.