El anglicismo concierne al mercado laboral en los enclaves que Airbus desarrolla en Illescas, Getafe y Puerto Real. Al menos, Les Echos y la Tribune coinciden en señalar que los sacrificios afectarían al 10% de los 3.000 empleados en suelo español. No están claras las modalidades. Airbus podría limitarse a no renovar los contratos temporales; podría maniobrar una serie de prejubilaciones; podría no sustituir a los inminentes jubilados; o podría utilizar las tijeras en perjuicio de los puestos fijos.

La reducción de la plantilla española responde a un contexto restrictivo general. Tanto, que la prensa francesa barajó la hipótesis de que Airbus recortaría entre 10.000 y 12.000 puestos de trabajo. Muchos, considerando la cifra global de asalariados (55.000) y valorando que Francia y Alemania, accionistas de referencia, serían los primeros en dar ejemplo con una eliminación de entre 3.000 o 4.000 empleos respectivamente.

El adelgazamiento de la plantilla forma parte innegociable de un plan de reajuste que pretende ahorrar 5.000 millones de euros hasta el horizonte de 2010. Cumplida la fecha, Airbus considera también verosímil mantener los niveles de ahorro en un ritmo de 2.000 millones de euros al año.

Los detalles de la operación Power 8 iban a darse a conocer esta mañana en la sede de Toulouse, pero el presidente del consorcio, Louis Gallois, ha decidido posponerla para neutralizar las filtraciones de la prensa y porque la casa Airbus es el argumento de un litigio bastante aparatoso que concierne a las condiciones de fabricación del modelo A350 XWB.

Resulta que los cuatro países involucrados en la materialización del aparato reivindican una mayor cuota de protagonismo. También España, presente en el accionariado de EADS con un 5% y constante en el hecho de reclamar para sí un 10% en la responsabilidad de la fabricación del avión.

No son menos obstinadas las posiciones de los demás países. Francia y Alemania quieren adjudicarse respectivamente el ensamblaje de la aeronave en sus sedes respectivas de Toulouse y Hamburgo, aunque de momento no existen las condiciones elementales de un acuerdo.

El contratiempo organizativo se añade al clima enrarecido que comporta la realización del plan Power 8. Lois Gallois lanzó ayer un mensaje tranquilizador y dijo que iba a hacerse un reajuste equilibrado, pero crece la incertidumbre en los ambientes sindicales. Tanto por los sacrificios laborales que se avecinan como porque ya ha trascendido extraoficialmente que la estrategia de ahorro de la compañía Airbus también implica el cierre de algunas de las fábricas dispersadas en territorio europeo.

Así se explica la reacción epidérmica de UGT y CCOO. Ambos sindicatos aparecieron ayer en escena para recordar a la clase directiva que el rendimiento de las sedes españolas es «rotundamente eficaz» y para exigir mayor transparencia en las terapias de choque que se piensan administrar.

Los 3.000 empleados españoles de Airbus se reparten en las sedes de Getafe (2.000), Illescas (500) y Puerto Real, aunque existen otros 5.000 trabajadores vinculados a EADS-CASA y Eurocopter.

El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Joan Clos, aseguró ayer que los resultados del Power 8, «no prevé efectos muy importantes» que perjudiquen a las plantas españolas del grupo. En declaraciones a los periodistas en Sevilla, Clos precisó que, en el capítulo laboral, tampoco se sospechan «situaciones que afecten mucho a las factorías del país» por el «papel destacado» que en ese informe tienen tanto la carga de trabajo como la eficiencia de las plantas.