CARMEN REMIREZ DE GANUZA
MADRID.-
Cierre de filas total en torno a la estrategia de Javier Arenas y del propio Mariano Rajoy. Ni una sola voz se alzó ayer en el Comité Ejecutivo para atreverse a apuntar, siquiera, el mínimo reproche a la estrategia del PP por apoyar un Estatuto del que se ha desentendido el 64% de los andaluces.
Tampoco en maitines -ayer con un pleno de asistencia, incluidos Eduardo Zaplana o Jaime Mayor Oreja- osó nadie poner reparos a un examen triunfalista y autocomplaciente. Según el análisis de los populares, el fiasco de la abstención es enteramente adjudicable no ya a Manuel Chaves, el presidente de la Junta, sino a su verdadero promotor, José Luis Rodríguez Zapatero.
«La abstención es un absoluto fracaso personal de Zapatero»: éste, fue, de hecho, el mensaje central que ayer transmitió en rueda de prensa el número dos del partido, Angel Acebes. «Por segunda vez», insistió en alusión al referéndum del Estatuto de Cataluña, «los ciudadanos le han dado la espalda» y han demostrado que «el proceso estatutario no interesa a nadie».
Pero si esto no interesaba a nadie, ¿por qué el PP pidió el sí?. Muy fácil: por «responsabilidad». Éste fue el segundo mensaje que salió del máximo órgano entre Congresos del PP, que ayer volvió a refrendar los esfuerzos del partido por hacer «constitucional» un texto que venía copiado del catalán, y por lograr un «consenso» donde todo aventuraba división política.
Y he ahí, en realidad, la clave interna con la que la dirección del PP y el propio Rajoy, reivindicaron -tanto en el Comité como en maitines- el «acierto» de su estrategia. Se trataba, según afirmaron, de romper el discurso socialista de la «confrontación», que es, insistieron, su mayor «baza electoral». Si el empeño de Arenas era el de que no se volviera a tachar al PP de antiandalucista, como en el anterior referéndum, el de Rajoy era no caer en la trampa política de la radicalización del PP, que habría movilizado a los socialistas.
Por otra parte, los populares se mostraron persuadidos de que la factura de la abstención corresponde pagarla al PSOE, que es quien tiene la mayoría en Andalucía. Además, la baja participación registrada, según añadía un miembro de la cúpula, «es buena para nosotros porque casa bien con nuestro sí resignado al Estatuto». Federico Trillo y José María Michavila fueron los únicos espontáneos ante un Comité poco poblado -Esperanza Aguirre fue la única presidenta autonómica y faltó Alberto Ruiz-Gallardón-, con grandes loas al trabajo realizado.
|