El Gobierno mismo salió ayer como actor de lujo a seguir escribiendo la inconclusa obra y nos garantizó un continuará de saga por entregas. Según un comunicado conjunto de la Secretaría general de Políticas de Igualdad y el Instituto de la Mujer, ambos dependientes del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, se va a solicitar a Miss España «la revisión de las bases del citado certamen» y la «decisión de retirada del título a su ganadora».

La culpa es de Roberto, tres años de edad y ya mister Winnie the Pooh, fruto de una relación estable de Angela con su pareja, y de un artículo de las normas del certamen con sabor a alcanfor. Lo lees dos veces por si has entendido mal, pero igualmente el precepto 7.4 dice lo mismo: «[Es requisito] en el caso de las participantes en el concurso de miss, no haber tenido descendencia, ni hallarse en estado de gestación. Puesto que en el caso de los varones, tales circunstancias no suponen cambios físicos sustanciales que impidan el desempeño de las funciones habituales de una miss o mister (tales como viajes, desfiles), no será exigible tal requisito en el concurso de mister».

Hablamos con Angela mientras pasea por Barcelona radiante, adonde ha sido invitada (hotel gratis, por supuesto) para intervenir en un programa de televisión. «Nunca he podido viajar a Barcelona, no lo conocía... ¡Hay hasta tranvía!».

La chica que usa las muestras de maquillaje porque no tiene para comprarse los botes enteros, la madre de 22 años a la que su abogada le presta una cazadora para salir mona en los medios, cuenta que el jurado sabía que tenía un hijo, y que lo sabía incluso hasta la organización del evento en Cantabria, Propulsora Montañesa. «Es sexista y discriminatorio que a los hombres no se les pidan estos requisitos. Y quedarme de brazos cruzados no me va a servir de nada para cambiar las cosas».

En la lucha titánica en que se ha embarcado Bustillo -remover los cimientos del ajado y decadente concurso de Miss España-, ayer le salieron nuevos compañeros de viaje.

Llega al rescate raudo el presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla. «Debería ser un mérito tener hijos y encima ganar», dice. «Una mujer con hijos está en desigualdad con una que no los tenga. Debería incluso primar y no al revés».

«La maternidad no supone ninguna limitación física, intelectual o laboral para las mujeres. Por tanto, cualquier concepción de la misma como un problema es discriminatorio», señalaba el Gobierno en su comunicado. «La mejor prueba de que la medida adoptada por la organización es injustificada es que una mujer con un hijo haya ganado».

La propia Soledad Murillo, secretaria general de Políticas de Igualdad, se puso en plan jurado: «Éste es un caso clarísimo de discriminación directa, y ninguna entidad privada está exenta de cumplir la ley».

Poco, muy poco, casi nada, dijo ayer la organización de Miss España, la táctica del avestruz, esperando a que amaine la lluvia y confiando en que a la borrasca Bustillo se la lleven pronto los vientos de un par de apariciones bien pagadas en la tele del cuore. Los responsables del certamen apenas levantaron la voz para decir que Miss España es una delegación de Miss Universo, que las mismas bases rigen para todas y que no están facultados para cambiarlas. Sin embargo, se comprometieron a realizar gestiones a nivel internacional para suprimir aquellas que puedan ser discriminatorias.

Sólo queda una, pues: aspirantes a miss del mundo, uníos.