Otro coreano, Nam June Paik, ha cogido ocho o nueve modelos de radio antiguas y las ha armado según un vago patrón humanoide. La gracia, se supone, está en el título(Techno Boy) pero el resultado es muy parecido al que uno podía encontrarse en un vertedero o una chatarrería de los años setenta. Este año el vídeo y la fotografía han tomado la feria por asalto. Hay cosas más o menos buenas y experimentos más o menos arriesgados, pero sorprende que el mayor montaje fotográfico de los últimos tiempos, realizado en el hospital Doce de Octubre, no haya acabado en las instalaciones de ARCO. Me refiero a la exposición de fotografías del etarra De Juana Chaos atado a una cama, rapado al cero y con todo el costillaje al descubierto.

Vean el planteamiento: según la entrevista en el Times, sacada bajo cuerda, De Juana se considera a sí mismo no un asesino repugnante sino la víctima de una violación continua y repetida por parte del Estado español. Su apellido, su status de mujer violada y su martirio en busca de justicia, lo equiparan al rango de una Juana de Arco moderna. Ustedes dirán que hay mucha diferencia, que Juana de Arco murió en la hoguera mientras Juana de AJCO está fingiendo una huelga de hambre con tranchetes; que la doncella de Orleans era bella como la aurora, mientras que Juana de AJCO es fea por dentro y por fuera. Sí, vale, pero la obra cumple a rajatabla todos los presupuestos éticos y estéticos de ciertos artistas contemporáneos, a quienes les da lo mismo plastificar cadáveres, quemar una vaca viva o meter su propia mierda en un bote y luego ponerle precio. Más que abogados, De Juana está necesitando un merchante.