DANIEL UTRILLA. Corresponsal
MOSCU.-
El escudo que los norteamericanos pretenden instalar en territorio checo y polaco deberá ser capaz de interceptar misiles intercontinentales, pero seguro que no ha sido diseñado para neutralizar salidas de tono, bravuconadas y demás descargas dialécticas lanzadas desde Moscú.
La retórica amenazante que EEUU y la URSS desplegaron durante la Guerra Fría volvió ayer a estallar en Moscú, donde el comandante en jefe de las fuerzas estratégicas rusas, el general Nikolai Solovtsov, declaró en rueda de prensa que si Polonia y la República Checa deciden acoger el escudo antimisiles de EEUU, «las fuerzas estratégicas [rusas] estarán en condiciones de apuntar sus misiles hacia estas instalaciones». Los primeros ministros polaco y checo, Jaroslaw Kaczynski y Mirek Topolanek, respectivamente, declararon ayer en una rueda de prensa conjunta en Varsovia que sus gobiernos «se preparan para responder a la demanda de EEUU y todo indica que nuestra respuesta será positiva».
La advertencia de Solovtsov se superpone a la que hace tan sólo cuatro días lanzó el jefe del Estado mayor de las fuerzas armadas rusas, Yuri Baluyevski, que amenazó con la retirada rusa del tratado soviético-norteamericano de eliminación de misiles nucleares de medio y corto alcance (INF) firmado en 1987. Serguei Ivanov, ministro ruso de Defensa hasta el pasado jueves, declaró antes de abandonar la cartera que el acuerdo INF era «una reliquia de la Guerra Fría».
El general Solovtsov declaró ayer que «si se toma la decisión política sobre la salida del tratado [INF]», las fuerzas estratégicas serán capaces de emprender la fabricación «en cinco o seis años» de misiles nucleares de medio alcance, que en su día fueron eliminados en el marco del INF.
El titular de Defensa norteamericano, Robert Graves, reconoció el sábado que la salida rusa del tratado puede causar problemas a EEUU y a Europa, y subrayó que su despliegue no va dirigido contra Rusia. Baluyevski considera que el escudo antimisiles en Polonia y Chequia «no tiene ninguna explicación» y presenta a Rusia como una amenaza para el continente. En una reciente rueda de prensa masiva, el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que la colocación del escudo norteamericano dará lugar a una respuesta rusa «asimétrica y extremadamente eficaz», dijo en referencia al misil Topol-M capaz de burlar escudos antimisiles.
Antes de los atentados del 11 de Septiembre, que templó momentáneamente las relaciones entre Washington y Moscú, la diplomacia rusa y estadounidense se hallaban enzarzadas en un duro debate sobre el sistema NMD de interceptación de misiles en vuelo con el que EEUU pretende impermeabilizar su territorio. La controversia se saldó cuando en noviembre de 2001 George W. Bush decidió desmarcarse del tratado ABM.
Según la oferta de Washington, Polonia deberá acoger 10 silos para lanzamiento de misiles, mientras que en la República Checa se instalará una base con radares de detección de misiles en vuelo.
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