Mariano Rajoy se presentó ayer en Cataluña mitad monje, mitad guerrero. Con un discurso calculado tanto para insuflar mimos a las huestes populares como para llenar de sustancia su candidatura para las elecciones generales, el líder del PP pasó la mañana en un simbólico monasterio, el de Poblet, departiendo con el padre prior, y la tarde en el Palau de Congressos de Tarragona.En esa ciudad, donde su partido sostiene a CiU en el Ayuntamiento, Rajoy arremetió contra el Govern, y mostró especial saña contra el conseller d'Interior, Joan Saura, cuyo domicilio animó a los okupas a «visitar».
Explotando su perfil moderado, Rajoy eligió esa salida de tono de Saura para transmitir el mensaje tranquilizado del PP en materias como el respeto a la propiedad. «Han llegado a decir que los okupas practican una forma alternativa de vida. Es inaudito.Si lo compras y lo pagas, el piso es tuyo. Yo pago un anuncio en el diario al conseller para que los okupas vayan a su casa y los trate como se merecen», dijo.
También como ejemplo de «trabajo bien hecho» situó Rajoy la actividad de su grupo en Tarragona. El líder del PP se congratuló de «haber estado presente en el Consejo de Gobierno donde se aprobó el AVE Madrid-Barcelona», transporte que utilizó ayer para llegar a Cataluña. Presumió del «crecimiento económico» y «dinamismo» de la ciudad, y aventuró que, tras las locales, su partido «seguirá siendo útil» para su gobernación.
La visita de Rajoy, que era la primera de las que tiene comprometidas para que lo «conozcan» en «las 41 comarcas de Cataluña» -ayer ya cumplió con la Conca de Barberà, el Alt Camp y el Baix Penedés-, también sirvió para que el líder del PP explicara porque apoyó el Estatuto andaluz y no el catalán. «Los artículos parecidos» de los dos textos son los que el PP «no ha recurrido», según Rajoy, que recordó que en Cataluña no se contó con su partido: «Aquí no se nos dejó negociar. Ya me habría gustado a mí, y sobre todo a Piqué, que nos dejaran consensuar el Estatut».
En lo único que el líder del PP se mostró condescendiente con el tripartito fue en el recurso a la recusación del magistrado del Tribunal Constitucional Pablo Prez Tremps que, parece, piensa presentar el Ejecutivo. «Están en su perfecto derecho a hacerlo, los tribunales estimarán que es correcto», afirmó.
Su lado piadoso ya había quedado al aire por la mañana, cuando, con el venerable padre Trulla colgando de su brazo durante 200 metros, visitó el monasterio de Poblet y, más concretamente, el archivo de Josep Tarradellas. Del primer presidente de la Generalitat restaurada, Rajoy destacó la «búsqueda del consenso», algo de lo que, se quejó, se ha apartado Zapatero.
Para luchar contra ello, desveló «los tres primeros puntos del programa del PP» para las próximas generales. «El primero, sensatez y sentido común. El segundo, recuperar los pactos básicos de la Transición. Y tercero, atender lo esencial, que no es debatir qué es España, sino el trabajo bien hecho».